El pasado lunes, 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, reportaba La Opinión que la Gobernación anunció 349.000 vacunas contra COVID-19. Pero no era una ‘inocentada’. De hecho, tanto el gobernador como el alcalde habían venido adelantando gestiones con el Gobierno nacional que finalmente se estaban concretando. 

Pero, muchos creyeron que se había dejado a Cúcuta por fuera de la posibilidad de utilizar la única vacuna hasta ese momento ampliamente conocida, la de Pfizer-BioNtech,  que requiere que se mantenga a 80 grados bajo cero, mientras que esa oportunidad se le había dado a Bucaramanga.  

Este no es un problema de preferencia hacia ciertas regiones, sino la consecuencia de no tener una infraestructura científica y tecnológica apropiada en nuestro departamento. Bucaramanga sí ha desarrollado una infraestructura de salud científica y tecnológicamente robusta. Lo que no se construyó en Cúcuta los años anteriores, difícilmente se puede construir en uno o dos meses, pero nos obliga a pensar en desarrollar nuestra propia infraestructura, que, para acercarnos a las otras capitales, requerirá más de una década.

Pero no es hora de quejarse sino de buscar soluciones. La Gobernación y la Alcaldía pueden aprovechar lo que está a nuestra disposición. Si bien es cierto que los noticieros muestran a británicos y después, estadounidenses recibiendo la vacuna de Pfizer-BioNtech, que no estará disponible en Cúcuta por ahora, hay otras que cumplen con todas las condiciones de eficiencia, eficacia, seguridad y aprobación de las autoridades sanitarias de EE.UU., el Reino Unido y la Unión Europea y no requieren temperaturas tan bajas.  

Las que relaciono a continuación, se pueden guardar en congeladores tan corrientes como los de las neveras de dos puertas de nuestras propias casas que mantienen temperaturas de 19 grados bajo cero o un congelador para almacenar helados de una tienda, que mantiene temperaturas similares  y están  disponibles en cualquier almacén de electrodomésticos. 

Los siguientes son los datos que se encuentran en la literatura: Moderna, aprobada por EE.UU., y que se aplicó públicamente la nueva vicepresidenta de ese país, Kamala Harris, tiene 94,5% de efectividad, requiere dos dosis, cuatro semanas aparte, se mantiene por seis meses a 20ºC bajo cero y requiere refrigeración similar a la de otras vacunas comunes, tanto para transportarla como aplicarla, tal como ocurre con la vacuna contra la influenza que nos aplicamos el pasado noviembre. 

La de Johnson & Johnson-Bethel requiere una sola dosis. Tiene las mismas condiciones de la de Moderna en cuanto a frío. Finalmente, la de Oxford-AstraZeneca se mantiene en refrigerador, entre -2º y 4ºC.  

COVAX, la iniciativa para distribuir la droga equitativamente en todos los países del mundo, del cual hace parte Colombia, aseguró 500 millones de dosis de vacunas Johnson & Johnson-Bethel y 170 millones de dosis de Oxford-AstraZeneca para 2021.  

Norte de Santander tiene que asegurar la disponibilidad de estas dos últimas en las negociaciones que se hagan con nuestro Ministerio de Salud, sin perjuicio de cualquier otra posibilidad que el Gobierno central nos ofrezca.  Fernando Ruiz Gómez es un ministro bien informado y seguramente responderá a nuestras propuestas.