Lo que entendemos por paz en Colombia sigue en crisis. Pero, ¿qué entendemos por paz en Colombia? Con algunas excepciones, nuestra comprensión de la paz se sigue situando en el escenario de los avances y, principalmente, los retrocesos en materia del proceso de paz. Las complejidades con la Jurisdicción Especial para la Paz, el caso Santrich, los tropiezos en materia de reincorporación, el frágil apoyo de la opinión pública al proceso…

También, claro está, la narrativa (amplificada por los medios de comunicación) que proponen ciertos sectores políticos que nos han llevado a pensar que la paz es imposible. Que no pudimos. Que nos quedó grande. ¡Y claro! No con esto desconozco la delicada situación que se vive en muchas zonas del país la cual impacta en colectivos de víctimas que siguen padeciendo el impacto de la violencia armada; especialmente, cómo no enunciarlo, los casos de amenazas y asesinatos de líderes sociales. Sin embargo, a pesar de esta realidad, la paz, o mejor, muchas paces, sí se están construyendo.

Hablo de las paces, en plural, retomando el enfoque propuesto por los Estudios de Paz que nos dice que no solo existe una paz. Y así es. La comprensión de este derecho varía dependiendo de enfoques, realidades, perspectivas y, sobre todo, de lo que se está viviendo en las regiones colombianas. Allá donde no llegamos, donde no vamos, los lugares que no suelen ser protagonistas por no hacer parte del “panorama nacional”.

He decidido en las últimas semanas alejarme de ese “debate nacional” y escuchar el llamado que nos vienen haciendo las regiones. Por el momento hablaré del Caquetá y el Catatumbo, pero la lista es extensa. De igual forma debo aclarar que aquí refiero solo dos iniciativas, pero en estos territorios, como en muchos otros, los colectivos de paz están haciendo la tarea que al gobierno, a los grupos armados y, a nosotros, los activistas de escritorio, nos está quedando grande: sea por falta de interés, por intereses particulares, por ignorancia de lo que pasa o por estricta pereza, rudeza o torpeza. 

Caquetá. En este departamento el proyecto colectivo “El Bien Germina Ya” parte de la innovación social que reconoce y se estructura en torno a la sabiduría que, en materia de construcción de paz, han desarrollado individuos y comunidades de la región desde sus propias tradiciones y sabidurías indígenas y campesinas. Este proyecto utiliza el enfoque de cultivo del ser que ha desarrollado la Red Etnósfera para fortalecer el quehacer que siete diversos colectivos sociales realizan en perspectiva de construir una realidad más pacífica y armónica en su entorno. Cada uno de estos colectivos, desde su vocación de servicio y el amor a su territorio, son ejemplo y esperanza; ellos demuestran que sí se puede construir paz… de que la paz sí avanza cuando hay voluntad y disposición de trabajo colaborativo.

Catatumbo. A parte de las muchas y diversas iniciativas, resalto lo que viene haciendo el colectivo “Catatumbo Sos Vos”. El espacio se activó desde el año 2018 Y se está desarrollando con la articulación de las administraciones municipales en 6 de los 8 municipios de la región: Teorama, San Calixto, El Tarra, Tibú, Convención y El Carmen. Dicha iniciativa ha logrado la participación de jóvenes entre 14 y 18 años, lo que naturalmente garantiza una sostenibilidad mayor y centrada en la ciudadanía activa. 

Insisto. No desconozco las dolorosas realidades que se siguen viviendo; tampoco invito a ignorar completamente el debate nacional; sin embargo, ya es hora de que pongamos el micrófono en la voz de las regiones. De hecho; si lo hubiéramos hecho antes, antes del plebiscito, por ejemplo, tal vez la realidad del proceso de paz sería otra.