Apareció en la red, una foto de Santos Calderón, con la siguiente cita: ¿Ustedes no saben quién soy yo? Las respuestas tabuladas: Traidor, mentiroso…etc.

¿Sabes quién es Santos Calderón? Yo sí lo sé. Es un dirigente de derecha, que no de ultra derecha, neoliberal, militante como sus ancestros en la vertiente  económica del partido liberal.

Estructurado en la escuela londinense, con todos los elementos de élite para navegar en ella y pre-destinado, así pasa en Colombia, a llegar por vía “delfínica”, valga la palabra, al palacio de Nariño.

Para ello, creó un nuevo partido, como alternativa de centro derecha al bipartidismo, se alió con los uribistas, y con sus votos y los votos del partido conservador, llegó en su primera elección a la presidencia de la república.

Los uribistas le tildan traidor, porque no se dejó manejar y rompió de inmediato la cuerda del “manipulador de marionetas”, y porque ejecutó al principio de su mandato dos acciones lucidas y valientes: la primera recibió de los mamos de la Sierra Nevada, el bastón del buen gobierno y el poder de los elementales, señal simbólica de independencia y buena fe. La segunda, cambió de rumbo y decidió jugarle a la paz con la guerrilla colombiana.

Le dicen también mentiroso, y no lo es en lo fundamental, porque ha sido fiel a sus predicamentos, por lo menos al sostener los diálogos en La Habana.

En la forma ha virado Santos su rumbo, bajo la premisa, muy suya de “Es necio, quien no cambia de parecer”

También es Santos un auténtico “jugador de póquer”, lo grave para él y bueno para el país, es que tiene una sola carta marcada: La Paz.

El presidente, tiene ahora una buena mano, ya no póquer de ases, sino full de reinas, no puede “cañar”, pero creo que le bastará su full, para superar a los opositores sistemáticos y tendenciosos del proceso.

El juego está en curso, no sé si logre su objetivo pleno y sustentable, por el que votamos en su reelección la mitad más uno de los colombianos, pero considero que Colombia se merece una oportunidad, y ese solo intento me parece “digno, justo, equitativo y saludable”.

Tampoco sé si es un buen o regular gobernante. Ha hecho logros importantes, no pretendo convertirme en su defensor de oficio, y menos en un áulico barato.

Y claro también tiene sus fallas y graves; una por ejemplo: sus locomotoras mineras avanzan raudo,  sin mitigar los inmensos impactos negativos ambientales generados en los ecosistemas sensibles aferentes a las explotaciones.

Con certeza, solo la historia, también lo hará con Uribe, de manera juiciosa entregará su veredicto.

Y que debe hacer con el proceso de paz?. También lo sé. No debe delegar responsabilidades, y sin pensar en el que dirá la opinión pública y por cualquier medio válido constitucional, debe sin dudar apersonarse del proceso, y lograrlo o fracasar, pero a la vanguardia directa del mismo.

La mitad más uno del país espera, que se consolide la paz, a cualquier precio. Ya basta maldita violencia...