Amables lectores: desde pequeño me enseñaron que la vida se trataba de tener, de querer y de buscar más. Todo se hacía viejo e insuficiente y así la vida, como lo confirma Max Kaiser, es solo una carrera frenética de acumulación y sustitución. De pronto llegó la pandemia y tuvimos un freno brutal que no imaginábamos; la carrera por acumular se paró abruptamente; se redujo el espacio que habito, el número de personas con las que interactúo y las actividades de cada día.

Muchos nos imaginábamos que era un freno temporal, un sabático de cuatro semanas y todo regresaría a la normalidad, pero ya el sabático se convirtió en ocho meses. Los ahorros no alcanzaron, los proyectos se murieron y toda la familia está cansada del encierro. Tuvimos que aprender, sin darnos cuenta, a vivir con menos de todo. Menos espacio para moverme, menos ingresos, menos gastos, menos diversión, menos contacto con personas distintas, menos contaminación, menos tráfico, menos privacidad y espacios propios, menos lujos y menos formalidades. 

Tres cuartas partes de mi closet de ropa quedaron olvidadas. Los espacios de la casa, se convirtieron en lugares para estar y pasar muchas horas. Habitar empezó a ser más importante que acumular. 

Vivir empezó a ser más importante que sustituir y renovar. La vida se hizo más lenta, más monótona y más repetitiva. Decena de cosas que parecían esenciales en el día quedaron olvidados en un cajón. Existir y resistir empezó a ser más importante que presumir. La situación financiera que está viviendo el mundo por la pandemia del Covid-19 nos tocó a todos y si queremos encontrarle un lado positivo a esta crisis es el tener la oportunidad de crear buenos hábitos financieros que nos permitan optimizar los ingresos para cubrir las necesidades básicas y encontrar nuevas oportunidades. En resumen, vivir con menos para vivir con más. 

Aprender a hacer un presupuesto es una tarea sencilla y práctica que ayudará a organizar las finanzas familiares. Se debe organizar con su familia un ingreso conjunto definiendo cuanto debe aportar cada uno para necesidades comunes como servicios públicos, salud, arriendo, impuestos y mercado. Se deberán priorizar los gastos básicos limitando o aboliendo ciertos privilegios como comidas en restaurantes o cambiando productos de mercado por opciones menos costosas.

Planea con anticipación los recursos para obligaciones que no debemos aplazar como seguridad social, impuesto predial, rodamiento o declaración de renta. El ir ahorrando poco a poco para estos gastos te dará beneficios por pronto pago. Se debe crear un ahorro como fondo para imprevistos alimentado con la economía de gastos no esenciales o de entretenimiento. Consume conscientemente, aprende a comprar únicamente lo esencial. No tomes decisiones financieras a la ligera. Antes de retirar ahorros voluntarios, cesantías u otra inversión infórmate y consulta con expertos. La economía familiar es un asunto que se debe conversar en el hogar. Todos deben ser conscientes de la situación y así el presupuesto estará ajustado a la realidad.