Al recordar los nombres de Benigno Grande Junior, Bochalema Rivera, Douglas Superlano, Gustavo Rojas, en el ciclismo. Manuel Antonio Ruan, Alfonso Cuberos Porras, Palito Medina, Chema Méndez, Eparquio García, Fleisman Contreras, en el futbol. Eustorgio Colmenares, Héctor González, Luis Corzo, Roque Peñaloza, Alfredo Díaz, Jorge Niño, Perica Pérez, en el básquetbol. Enrique y Hernando Lara, el sacerdote José Manuel Calderón, dirigentes del futbol profesional; atletas como Juan Toloza, Navas, Apolinar, Alarcón, Don Natalio Molinari, entre otros muchos que honraron el deporte del Departamento Norte de Santander y su capital San José de Cúcuta. Se vive la nostalgia de los tiempos idos. 

Eran tiempos en los que la honradez, la austeridad, el sacrificio que todos los comprometidos en el quehacer deportivo hacían vivir el orgullo de haber nacido por estos lados del mundo. Será imposible olvidar, ojalá así sea, las jornadas gloriosas de un básquetbol que recorrió el país dejando la grandeza en todos los estadios. Todo esto fue desapareciendo. Las derrotas se hicieron algo normal suplantando lo que ayer fue gloria. 

La dinámica que hizo todo esto posible se trocó en inercia. En intereses que no eran los mismos de ayer. Se servía pensando en ser útil, pensando en la región, pensando en la ciudad. 

Ahora todo es distinto en la degradación de los tiempos. La competencia para hacer los primeros ya no vale. Se va por cumplir. Tal cual medalla es el trofeo que se trae, que el orondo gobernante recibe para estamparlo en su hoja de vida. Los dirigentes con pocas excepciones ya no son los mismos, hacen parte de un circulo privilegiado que busca el aplauso personal.  Se eternizan en la inercia y en la mediocridad. Muchos entran en peleas que menguan cualquier éxito. Sus deportistas tampoco están muy interesados en el esfuerzo para triunfar. Quieren el halago sin exigirse. Otros quehaceres les embarga el alma. 

“La goma” por el balón de básquet, por ejemplo, ya no cuenta. Es mejor pasarla chévere.  El cúmulo de los desaciertos, la falta de una política oficial seria, planificada, pensando en el más adelante ya no cuenta. Hasta los balances financieros se ponen en duda al momento de explicar los gastos. Solo pensar en el yo es más importante que las banderas del triunfo y los podios para los vencedores. Es importante planificar. No viajar con miserias para no hacer de las bajezas algo que no es propio de Departamentos como el Norte de Santander y San José de Cúcuta.  

Lo ahora que se está comentando sobre la tragedia de una delegación debe servir de experiencia para que cuando se viaje sea para los honores y oportunidades. Es la ciudad y el Departamento los que viajan. Los viajeros deben ir a la altura. Esto no es una exageración porque los países progresistas saben que el deporte engrandece, hace conocer a las naciones y las pone a competir por los caminos de la paz. Se debe aprender de la grandeza olímpica para que los cucuteños recorran la maratón siempre como triunfadores.