Estamos a pocos días de  celebrar el segundo aniversario del exabrupto más grande cometido en la historia de la ganadería nacional y seguramente así se quedará hasta que Santos “agache el dedo”. Así es, finalizando el año 2015 y con el manido e improbado ‘sonsonete’ de haber descubierto dudosos manejos por parte de Fedegán en la administración del Fondo Nacional del Ganado FNG, el señor ministro de Agricultura Aurelio Iragorri toma la determinación de raparnos el FNG y de paso fomentar caprichosamente – por decir lo menos – la creación de una ‘sucursal gremial’ devota a sus doctrinas y que él mismo bautizó con el ‘rimbombante’ nombre de Nueva Federación de Ganaderos de Colombia, que a hoy la conocen si acaso en su casa.    

Está claro que ese era el costo que  Fedegán debía pagar por haber asumido una férrea posición frente a los ‘detalles’  del Acuerdo de Paz de La Habana y Lafaurie, con el respaldo no solo de la razón, sino de  57 años de historia gremial intachable y un recio carácter, soporta estoica y valientemente lo que nadie – conociendo el  inicuo trato a nuestra postura gremial – pensaba que sería capaz de resistir.

Nunca se imaginó el político ministro que su chiste le saldría tan caro y después de décadas de estar Fedegán manejando impecablemente la Campaña de Vacunación contra la Fiebre Aftosa, ocurre lo que pasa cuando uno no sabe hacer las cosas; brotes indiscriminados de la que creíamos extinguida enfermedad que aún hoy, a medio año de su reaparición, le impide a Colombia recuperar un estatus sanitario que los ganaderos habíamos conquistado en franca lid.

Desaparecido el FNG, surge una cuenta ‘fantasma’ denominada Cuenta Nacional de Carne y Leche a donde ‘se supone’ llegan los aportes parafiscales que los ganaderos realizamos y de la que aparte de financiar las campañas de vacunación y pagar las indemnizaciones de los animales sacrificados por la Aftosa, nada mas se le conoce. 

Ahora bien y como si lo de la Aftosa no fuese suficiente, hizo hasta lo imposible por demostrar empecinada y malintencionadamente que Friogán S.A era una empresa inviable y que lo más indicado era su liquidación total. Como será que se especula que hasta comprador le tenían, y de no haber sido por las cifras demostradas por su liquidador Luis Fernando Arboleda y la confianza inversionista de acreedores como el Instituto de Desarrollo de Antioquia IDEA y otros empresarios, la renuente  Superintendencia de Sociedades  no le hubiese dado vía libre  - en el último día que la ley le permitía -  al Acuerdo de Acreedores para la Reorganización de Friogán S.A.

Hoy Friogán S.A es una empresa, como siempre lo ha sido, garantía de estabilización de mercados y precios justos al productor, solo que por el capricho del ejecutivo mayor, los ganaderos pasamos de tener el 80% de participación a algo menos del 30 del volumen accionario.

 La expresión “más  vale ser cabeza de ratón que cola de león” con la que me consoló algún amigo, no me deja muy tranquilo y aunque la “del ahogado el sombrero” nos rima más, no podemos estar   tranquilos, al no saber que va a pasar con Friogan San Cayetano. Pierde señores, inmisericordemente 80 millones mensuales por la inoperancia de las autoridades que permiten que una planta capacitada para sacrificar 60 reses por hora, esto es 480 bovinos diarios, solo procese 30 al día.

Será que los nuevos socios mayoritarios seguirán soportando ese nivel de perdidas, o será que los ganaderos del departamento nos tendremos que conformar con vender un 30% por debajo del precio nacional, o será que los norte santandereanos nos tenemos que conformar con los resultados de las autoridades que muestran que cuatro de cada cinco animales consumidos en el área metropolitana son de dudosa procedencia?

PD: dicen que acabó con la ganadería y ahora le hicieron otro encargo parecido.