Amables lectores: El Coronavirus nos afecta a todos porque aumenta la pobreza en el país, deteriora el ingreso y, lo más grave, no se sabe si las finanzas públicas del Estado puedan soportar una mayor presión de colaboración. Al final del 2019, el 27% de la población, el equivalente a 13,5 millones de personas, se ubicaban en una situación de pobreza y el 7%, equivalente a 3,5 millones, en un nivel de pobreza extrema. Estos hogares padecen hambre y tienen un alto riesgo de desnutrición. Antes de la crisis, Colombia nunca ha sobresalido en el ranking de algunas mediciones realizadas por la Cepal.

En pobreza total, el país ocupa el puesto 11 entre 14 países y es solo superado por México, Bolivia y El Salvador. En la medición de pobreza extrema, Colombia ocupa el puesto 13, superado solamente por Bolivia. También se analizó la concentración del ingreso en donde nos ubicamos en el puesto 13 superados por Brasil que siempre se han distinguido por presentar la mayor desigualdad no solo en Latinoamérica sino en el mundo. 

Después de 12 años de un gran esfuerzo con crecimientos anuales del 4%, es frustrante ver estas cifras, lo que nos lleva a concluir que, aunque hemos crecido, otros países lo han hecho más aceleradamente. Las posiciones ocupadas en el estudio de la Cepal no compensan el esfuerzo realizado. Debemos crecer más rápidamente.

Lo expuesto hasta el momento, era la situación del país antes del Covid. La pandemia incrementaría la pobreza hasta un 43% de la población equivalente a 20 millones de personas en esta situación. Estas eran las mismas cifras presentadas en el 2008 lo que nos lleva a concluir que se ha perdido el esfuerzo de más de 10 años. En pobreza extrema es aún más grave la situación. Pasaríamos del 7% al 15% sin tener en cuenta las transferencias del Estado. Concluimos que 4 millones de personas nuevas entrarían a una situación de extrema pobreza.

Pese a tener políticas actuales muy activas por parte del gobierno a través de transferencias sociales, estas no alcanzan a cubrir este desastre económico originado por el Covid. Este plan fue diseñado para los primeros cierres y no los posteriores de julio y agosto. Contabilizadas estas ayudas se reducen a 1,5 millones de personas nuevas en pobreza extrema y se completan 5,5 millones en indigencia. Esta situación difícilmente es reversible, porque la desnutrición infantil es causa de deserción escolar, problemas físicos y neurológicos.

Ante la pandemia, los empresarios tuvieron que decidir entre disminuir empleos y bajar salarios o cerrar definitivamente sus empresas. La economía perdió 1 de cada 4 puestos de trabajo y los salarios sufrieron una contracción real del 36%. El 75% de las personas que mantuvieron su empleo sufrieron contracción salarial y deterioro de sus ingresos. Hoy se necesita una política de choque para recuperar empleos.

Es lamentable que los últimos planes de desarrollo se basan solo en el asistencialismo sin construir una verdadera política de inclusión productiva para los más pobres. Es importante el paso dado por el gobierno al crear una comisión de empleo que elaborará una política de recuperación laboral. Así nos alejamos del asistencialismo. No olvidemos que el solo asistencialismo es ineficaz.