Todo el mundo rechaza con vehemencia los asesinatos  y masacres que se han perpetrado en las últimas horas en diferentes ciudades del país. Sería bueno que también el presidente electo, Iván Duque, mostrara la misma indignación de los colombianos o, por lo menos, la misma preocupación que tuvo cuando Uribe  se cayó de la potranca.  No hablo de un comunicado ni de un trino, sino de una voz enérgica de rechazo que presione al gobierno de Santos para que los crímenes se esclarezcan rápido y se brinde protección a los líderes amenazados.

Estamos asistiendo a una nueva ola de masacres, asesinatos selectivos, hostigamientos a la población civil, presencia de águilas negras, de disidencias de las Farc, del Eln, de ajusticiamientos, amenazas, falsos positivos. Todo el mundo sabe quién va a ser la próxima víctima menos las autoridades, porque aquí no pasa nada. La realidad se niega entera y redonda frente a las fosas comunes: frente a las lágrimas de mujeres cuyos hijos son desaparecidos, como les pasó a las madres de Soacha.

-“No estarían recogiendo café”, les  dijo Uribe, y acto seguido les dio la espalda.

Aquí no pasa nada: ni hay conflicto interno ni hay desaparecidos. Los pobres y los delincuentes y los niños muertos de hambre, entran por Venezuela. Aquí no pasa nada. Para la canciller Holguín no hay migración masiva de venezolanos. Para Santos el “tal paro caminero” nunca existió. Para el ministro de Defensa los  líderes sindicales son asesinados “por líos de faldas”.  Por twitter, Leszli Kálli siguiere que Petro manda  asesinar a los líderes para culpar a sus enemigos.  Para Virgilio Barco el asesinato de más de tres mil miembros de la Unión Patriótica fue culpa de “fuerzas oscuras”.

-A Gaitán lo mató Roa Sierra porque quería impresionar a su novia, contó alguna vez el viejo López. ¿Quién mató a Mamatoco? ¿Quién mató a Uribe Uribe?

Turbay Ayala, el padre espiritual de Álvaro Uribe dijo alguna vez que “los presos en Colombia se autotorturaban para desprestigiar a su gobierno”.

Se abren investigaciones, se sacan comunicados, hay ruedas de prensa, pero nadie es capturado. La pasividad de las autoridades para actuar en zonas de alto riesgo las hace también a ellas culpables de estos crímenes atroces. ¿Por qué están matando a la gente que hizo campaña con Gustavo Petro? Por las redes sociales, esa nueva alcantarilla del mundo virtual, muchos celebran estos crímenes de un pistoletazo verbal: son “comunistas hijueputas”. Eduardo Rojano escribió en su muro de Facebook, refiriéndose al asesinato de Ana María Cortez, secretaria de la campaña de Petro: “si la persona que murió tiene tendencia de izquierda es mejor para el resto de la sociedad”. Ana María no murió, fue asesinada, y los comentarios despectivos del Facebook la siguen asesinando. Ojalá pase algo bueno en este país parecido a la vida.