El vicepresidente colombiano, Angelino Garzón, multiplicó los encuentros durante su visita oficial a Estados Unidos para lograr tres objetivos: que se renueven las preferencias comerciales, que se ratifique el TLC y que no se recorte el Plan Colombia.

Tras dos días de visitas a ministros, congresistas, sindicalistas y expertos, Garzón aseguró  que había hallado una “muy buena disposición” hacia su país, considerado el aliado más sólido de Estados Unidos en la región.

Sin embargo, Estados Unidos no ha aclarado en los últimos dos años cuál es la lista concreta de mejoras que Colombia debe introducir en materia de derechos humanos y laborales para que los demócratas apoyen una ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países, pendiente desde 2006.

El vicepresidente colombiano se reunió entre otros con el Representante Comercial estadounidense, Ron Kirk, y con la secretaria de Trabajo, Hilda Solís.

Garzón, un ex sindicalista que permanecerá hasta el viernes en Washington cabildeando por su país, reveló que propuso a Solís firmar un memorando para actuar “de manera conjunta en favor de buenas prácticas en materia laboral”.

Colombia sigue siendo el país donde se producen más muertes de sindicalistas en el mundo anualmente, según denunció el lunes la organización Human Rights Watch.

Esa ha sido durante los últimos cuatro años la principal crítica esgrimida por los demócratas que dominaron el Congreso estadounidense hasta el fin de 2010.

Con la nueva mayoría republicana en la Cámara de Representantes, el gobierno colombiano renovó sus esperanzas de una rápida aprobación del TLC.

Precisamente, Obama envió un mensaje poco claro sobre los TLC en su discurso sobre el estado de la Unión ante el Congreso en la noche del martes.

“Antes de asumir mi cargo, dejé claro que haríamos cumplir nuestros acuerdos comerciales (...). Eso es lo que hemos hecho con Corea y eso es lo que pretendo hacer al seguir persiguiendo los acuerdos con Panamá y Colombia”, dijo Obama.

Pero el mandatario estadounidense sólo apostó claramente por el TLC con Corea del Sur: “este acuerdo tiene un apoyo sin precedentes de los empresarios y los trabajadores, demócratas y republicanos, así que pido al Congreso que lo apruebe lo antes posible”.

“Nos parece que la intervención del presidente Obama está en la vía de lo que nosotros hemos planteado”, aseguró Garzón. “Que sea en 2011. No le conviene a Estados Unidos dilatar más” la aprobación del TLC, pidió el vicepresidente colombiano.

Garzón insistió ante la prensa que no vino a Washington “para llorar”, pero también reconoció que su gobierno espera que el Congreso renueve por otros 18 meses las preferencias arancelarias andinas de las que su país forma parte.

Esas preferencias deben ser revisadas antes de final de febrero por el Congreso, que sólo las renovó por mes y medio en diciembre pasado.

El Congreso estadounidense debería renovarlas por “solidaridad” con Colombia, que ha sufrido devastadoras lluvias este invierno, dijo Garzón.

Por último, Colombia espera también que el Congreso y el gobierno de Estados Unidos, enfrascados en un recorte drástico del gasto público, no den tijeretazos a los fondos del Plan Colombia de lucha antinarcóticos y contrainsurgente.

“Yo he planteado (...) que incluso dentro del paquete de ayuda anual, una cifra la destináramos para tener un grupo de fiscales y jueces exclusivamente para abordar investigaciones y promulgación de sentencias en aquellos casos muy graves de violaciones de los derechos humanos”, sugirió Garzón.