En la noche del pasado lunes, en una sentida ceremonia, decenas de personas dejaron escapar globos blancos en el cielo que cubría el cementerio de Nir Zevi, Israel, mientras entonaban la letra de ‘Amor eterno’. 

En su mayoría eran latinos, y todos lloraban la partida de Elizabeth Cardona, la caleña asesinada el pasado Miércoles Santo presuntamente por su expareja en Tel Aviv.

En la congregación participaron familiares y decenas de amigos que dejó la vallecaucana tras veinte años de vida en esa importante ciudad israelí.

Muchos de ellos eran aquellos a los que Elizabeth les tendió una mano cuando llegaron como inmigrantes colombianos y otros latinos, a ese país del Medio Oriente, según cuenta su sobrina, Geraldine Rivera.

“Ella era una líder para los latinos que llegaban a Tel Aviv solos, sin nada, así como llegó ella. A muchos les ofreció su casa como hospedaje y a otros empleo en sus negocios”, cuenta Rivera.

Cardona, de 53 años de edad, fue asesinada presuntamente por su exesposo, un argentino de alrededor de 50 años de edad, con quien sostuvo una relación de seis años, que terminó hace seis meses.

Según la versión preliminar del crimen, el hombre habría asesinado a Cardona con un arma blanca cuando ella se encontraba en su bar, Mulenze Salsa, en horas de la mañana. 

Tras el ataque, el hombre salió del lugar y habría pedido a un allegado que llamara a la Policía para que acudiera al establecimiento nocturno. Cuando las autoridades llegaron, Cardona aún estaba con vida, pero no logró sobrevivir tras ser trasladada a un centro hospitalario.

La mujer 

Elizabeth Cardona, vivía en Tel Aviv desde hace 20 años.

El presunto homicida fue capturado posteriormente, y se encuentra próximo a su judicialización.

Elizabeth tuvo dos hijas antes de su relación con el sospechoso. Ambas son hoy mayores de edad. Una de ellas vivía también en Tel Aviv. La segunda, Valentina, que sería mayor, reside en París.

Esta última publicó un emotivo mensaje en su cuenta de Facebook, tras la muerte de su madre. En la publicación se lee “Madre mía, madre hermosa mía, ¿cómo pasó esto? ¿Por qué nadie me hizo caso? ¿Por qué tantas veces que te lo dije? ¿Por qué, mamá, por qué?”, escribió la mujer.

Elizabeth tenía dos empresas en Tel Aviv: la discoteca, donde fue asesinada, y un restaurante llamado Sabrosura Colombiana. En ambos logró acoger y dar empleo a decenas de inmigrantes latinos durante su estadía en la capital de Israel.

Por ahora, dice su sobrina Geraldine, la familia enfrenta el dolor de la pérdida mientras que espera que avancen las investigaciones sobre el homicidio. 

“Queremos que se haga justicia con la muerte de mi tía y que ese hombre deba pagar. Hasta ahora no tenemos muy claro lo que pasó, porque es muy reciente. Obviamente queremos respuestas, pero ahora es otro momento”, dice.