El expresidente Juan Manuel Santos habló de su libro ‘La batalla por la paz’ y de los retos que dejó la firma de los acuerdos.
“Nadie dijo que Colombia sería un paraíso al día siguiente de firmar la paz”
“Mi actitud más bien fue parca, sin demostrar la emoción que sentía, pues mis consejeros -y muy particularmente mi hijo Martín -me habían insistido en que no debía aparecer afectuoso con el líder de la contraparte, para no dar combustible a las críticas de siempre, que me tildaban de 'castrochavista' o amigo de la guerrilla. Hoy pienso que esas prevenciones eran absurdas, y que siempre que se pueda hay que dejar ver el ser humano que hay en nosotros para que conecte con el ser humano -así sea un enemigo -que tenemos al frente”.
Así describe Juan Manuel Santos, ya no el presidente de la República sino el premio nobel de Paz, el célebre apretón de manos que se dio ese 23 de septiembre del 2016 con 'Timochenko' en el Palacio de Convenciones de La Habana para confirmarle al mundo que el Acuerdo con las Farc era irreversible.
Y emocionado tenía que estar porque en la página anterior de su libro, en la 494 de ‘La batalla por la paz’, el exmandatario narra que para el momento del acto oficial él ya había logrado el real objetivo de su viaje a la isla: “poner un fecha límite para la firma del acuerdo final”.
Una más de las anécdotas que cuenta en 38 capítulos que el próximo miércoles compartirá en Cali, ciudad que, confiesa, quedó inscrita en sus afectos desde que dijo Sí en el Plebiscito por la Paz.
¿Con la publicación de este libro no rompe su promesa de no interferir en la vida política del país?
No, de ninguna manera. Lo que pasa es que este proceso (de paz) ha sido tan calumniado desde que se inició y sigue siendo calumniado, que, como aconsejaba Churchill, es mejor escribir la verdadera historia o si no se la escriben a uno los contradictores, generalmente interesados en tergiversarla, por eso lo escribí.
¿Viéndolo ya publicado, se arrepiente de algo de lo dicho en él y qué le quedó faltando por decir?
Siempre queda mucho por decir y por explicar, sobre todo en procesos tan complejos y difíciles como este. Pero en términos generales se dijo lo que había que decir y, aunque somos humanos y nos equivocamos, no he encontrado hasta ahora nada para rectificar.
Pero de seguro hubo algún tema que lo hizo cavilar...
Pues no quise deliberadamente escribir sobre lo que sucedió con el Eln, eso lo tengo reservado para después. Hubiera podido agregarlo, pero me pareció que le quitaba fuerza al libro y que ese caso merece un libro aparte.
Entonces, adelantándonos un poco, ¿qué le dice a esa guerrilla que estuvo tan cerca de lograr al menos un cese bilateral con su Gobierno?
Yo espero que algún día con el Eln podamos adelantar un proceso de paz. Lo que nosotros hicimos fue una base muy importante, hay bases que estaban bastante avanzadas, y ojalá que las condiciones se den para hacer la paz con el Eln, eso sería muy importante para todo el mundo.
Volviendo al libro, allí queda claro que su búsqueda de la Paz no empezó con el arribo a la Presidencia. ¿Cree que lo hubiera logrado de no haber llegado a la Casa de Nariño?
Para lograr una paz con la guerrilla más poderosa y antigua del continente occidental se requirió el concurso de muchísima gente. Nadie solo lo habría logrado y claro que el poder de la Presidencia fue necesario y fundamental para lograr lo que se logró. En ningún país se puede acabar con un conflicto armado si el Jefe del Estado no se compromete a fondo.
El exfiscal Néstor Humberto Martínez, en su libro ‘Las dos caras de la paz’, lo responsabiliza a usted de no haber permitido un acuerdo que acabara con la polarización en el país, tras los resultados del Plebiscito ¿Qué opina al respecto?
No he leído el libro del exfiscal. Me dicen que está plagado de sofismas y de lo que ahora llaman hechos alternativos o fakenews. Eso que usted menciona pertenecería a esto último. El país lo sabe y francamente no creo que Martínez se atreva a afirmar eso porque es contraevidente. Él dice que lo han malinterpretado sus contradictores, pero lo mejor es preguntarle a él directamente.
Sobre la implementación de los Acuerdos, se dice que su Gobierno se ocupó de cumplir lo referente a la participación política de las Farc, pero que no avanzó en garantizarles tierra a los reincorporados. ¿Qué responde?
Nunca hubo ningún acuerdo para entregarles tierras a ellos. A los campesinos desplazados les devolvimos más de 300.000 hectáreas y dejamos más de un millón en manos de los jueces. El Fondo de Tierras y la Reforma Rural Integral es parte de lo que se debe hacer en los próximos años. Es un compromiso que se debe cumplir y no por las Farc, sino porque es lo que el campo y el país necesitan.
Usted siempre dijo que las víctimas iban a ser el centro del Acuerdo, sin embargo, las curules de Paz que eran para ellas siguen sin aprobarse. ¿Es una especie de venganza porque no se pudo hacer trizas los Acuerdos?
Yo espero que esa parte de los Acuerdos se cumpla, y el Presidente del Congreso tiene ahí una gran oportunidad, y también el Consejo de Estado, que tiene en sus manos una decisión jurídica para hacer cumplir esos Acuerdos porque, a mi juicio, como lo han dicho muchos, lo que sucedió en el Congreso fue una aprobación, no una desaprobación.
Se percibe mucha división entre los excombatientes. ¿Cree que los exjefes de las Farc se han equivocado en la manera como han conducido el partido?
Creo que esa supuesta división obedece a otros factores. Por ejemplo, los jefes siempre quisieron mantener a la guerrillerada en grupos, como controlada, y muchos de los que se desmovilizaron quieren irse para sus casas y rehacer su vida. Pero son diferencias normales en estos procesos y lo que hay que resaltar es que los jefes de las Farc, con excepción de los dos que desertaron, han ratificado su compromiso con los Acuerdos y que ese compromiso lo ha mantenido también el resto de la organización.
¿Cree que hace falta más vehemencia de parte de la sociedad civil a la hora de reclamar que se implemente lo acordado?
Nunca sobra esa vehemencia, afortunadamente esta paz, como lo hemos visto, es irreversible, encuentra como siempre muchos obstáculos y dificultades, pero se han venido venciendo y lo importante es mantener el norte, la voluntad, y legalmente está blindado por la propia Constitución, por la Corte Constitucional y creo que políticamente también, como lo vimos cuando, por ejemplo, cuando se presentó este incidente con ‘Santrich’ y con ‘Márquez’, que el país entero, con algunas excepciones, lo que hizo fue exigirle al Gobierno que cumpliera con los Acuerdos para evitar que la gran mayoría de los exmiembros de las Farc que se quedaron en el Acuerdo siguieran ese ejemplo.
¿Y qué siente al escuchar que en el Cauca, uno de los departamentos que más vivió la tranquilidad de la Paz, ahora ha vuelto la zozobra?
Es preocupante lo que está sucediendo no solo en el Cauca sino en regiones como Tumaco o el Catatumbo, donde confluyen tantos factores de violencia. Ese es el gran reto de todo Estado después de pactar una paz.
Nadie dijo que Colombia sería un paraíso al día siguiente de firmar y que la construcción de la Paz, que muchos comparan con la construcción de una catedral, ladrillo por ladrillo, y dura mucho tiempo, es la fase más difícil. Es en estas situaciones difíciles y complejas donde los gobiernos muestran sus verdaderas capacidades y hacemos votos para que este Gobierno esté a la altura de su inmensa responsabilidad. Duque tiene el respaldo de todo el país, con algunas excepciones en su propio partido, para seguir adelante con una adecuada y efectiva implementación de los acuerdos. Ojalá lo aproveche.
A propósito del reciente aniversario del Premio Nobel, ¿sinceramente, qué tanto influyó el galardón para que se firmara el segundo Acuerdo?
No tanto como dicen, pero sí fue interpretado como un espaldarazo de la comunidad internacional para renegociar un nuevo Acuerdo, que fue lo que hicimos, y lo que estableció la propia Corte Constitucional. 57 de 59 puntos de los voceros del No fueron incorporados al nuevo Acuerdo, que fue aprobado por abrumadora mayoría en el Congreso y en la Corte Constitucional. Por eso no deja de sorprender que algunos -los de siempre- me acusan de haber violado la Constitución o las leyes o el mandato popular.
¿Y sigue sintiendo que su labor en pro de la Paz sigue siendo más reconocida en el exterior que en Colombia?
Sí y eso siempre sucede. Le ocurrió a Mandela en Suráfrica, sucedió en Irlanda del Norte, en El Salvador, en Guatemala… Siempre hay descontentos de lado y lado. Pero la historia también se encarga de dejar constancia de que acabar con un conflicto armado siempre es mejor que continuar con las fábricas de víctimas y muertos, como son las guerras.
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