Casi cinco meses después de que una niña de tres años muriera como consecuencia de un balazo, en el norte de Bucaramanga, hombres de la Fiscalía lograron la aprehensión del presunto homicida.

Se trata de un joven de 17 años quien habría protagonizado una balacera, el pasado 6 de abril en el barrio La Transición.

De acuerdo con la investigación, durante la balacera quedaron heridas dos mujeres más, quienes fueron trasladadas a centros hospitalarios en donde les salvaron la vida.

La balacera

Hacia las 8:00 de la noche de ese sábado, luego de una jornada laboral, la mamá de las menores llegó a la vivienda de una tía paterna, recogió a sus hijas y emprendió camino a casa.

Pero, no habían caminado más de una cuadra cuando en la calle 1A con carrera 22 del sector 5 de La Transición, la mujer y sus dos hijas quedaron en medio de un atentado a bala, el cual iba dirigido en contra de una vecina.

Sobre la balacera, la Policía reveló para entonces, que el responsable fue un menor de 16 años quien llegó con el firme propósito de asesinar a una tía quien se encontraba en una esquina departiendo con un grupo de personas. 

Sin mediar palabra, el menor desenfundó un changón y la accionó en contra de su familiar.

“Un adolescente acompañado por dos adultos llegó con un arma artesanal y atentó contra su tía. Colateralmente afectó a las menores de edad que transitaban con su mamá por el lugar”, aseguró el comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, brigadier general Manuel Vásquez.

Luego de la investigación y de que fuera emitida una orden de captura, el adolescente fue aprehendido por miembros de la Policía de Infancia y Adolescencia, en el barrio Comuneros de la capital santandereana.

Le imputaron homicidio agravado y porte ilegal de armas, delito por los que le dictaron medida de internamiento.

Un extranjero

En otros hechos, la Policía reportó el asesinato del venezolano Óscar Leonel Andrade, quien fue asesinado en el interior de un edificio en construcción en la calle 31 con carrera 28 del barrio La Aurora, en Bucaramanga.

Justamente el Gocho, como le decían al extranjero de 21 años, desde hace dos meses se ganaba la vida cuidando motos y ventas ambulantes que durante la noche eran guardadas en esta edificación.

Aunque el cadáver no tenía señales de arma de fuego o arma blanca, se presume que habría sido atacado con un objeto contundente.