Una madre de familia y su hija fueron asesinadas y abandonadas en un paraje rural del municipio de Entrerríos, en el norte de Antioquia.

El hallazgo se registró a las 10:00 de la mañana, en la vía que comunica a esa localidad con Donmatías, en inmediaciones de la vereda Río Grande.

De acuerdo con la información preliminar de las autoridades, un vecino de la zona encontró los cuerpos envueltos en cobijas, cerca al puente sobre la quebrada La Pontezuela.

El alcalde de Entrerríos, Jorge Tamayo Villa, dijo que las víctimas residían en Donmatías y que la hipótesis inicial del caso es que “se trató de un feminicidio”.

Aunque en un principio la Policía registró el hecho como “muerte por establecer”, al parecer las mujeres fueron víctimas de asfixia mecánica. 

Se cree que las sacaron del pueblo en un vehículo y las arrojaron desde el citado puente, en la localidad vecina.

En las últimas horas fueron identificadas como Gloria Alzate, de ocupación comerciante, y su hija Jennifer Pineda Alzate, cuyo paradero se desconocía desde la tarde del pasado jueves.

Intolerancia

En otro caso, en un hecho de intolerancia, el conductor de un taxi fue asesinado por un motociclista que le disparó con un arma de fuego en el barrio Caribe de Medellín.

Según lo dicho por las autoridades, el taxista y el motociclista sostenían una discusión, al parecer, por alguna imprudencia de alguno de los dos sobre la vía, cuando a la altura de la carrera 64C con calle 80, cerca a la glorieta de la Terminal del Norte, ocurrió el hecho que fue reportado a las 2:24 a. m.

El coronel Ómar Rodríguez, subcomandante de la Policía Metropolitana, reveló que los testigos de la escena expresaron que tras un cruce de palabras, el taxista intimidó con arma de fogueo al motociclista y este, al verse amenazado, le respondió con disparos de una pistola auténtica que llevaba consigo.

El homicida habría huido hacia el norte, con paradero desconocido, pero las autoridades buscan ubicarlo con base en las imágenes de las cámaras de seguridad y movilidad de la zona.

El taxista recibió cinco impactos de bala, por lo cual falleció dentro de su vehículo. Fue identificado como Ánderson Rúa Arcila, tenía 42 años, y en el momento del hecho no llevaba pasajeros en el carro.

Según la legislación colombiana, portar armas de fogueo no es un delito, pero la persona solo puede usarlas en actividades deportivas, además de contar con un carné y la factura del lugar donde fue comprada el arma. Por lo contrario, usadas para defensa personal, configuran una infracción al Código de Policía y pueden acarrear una multa.

Con este homicidio, la capital antioqueña alcanzó los 561 homicidios en lo corrido del año, que presenta una reducción del 5,2 % en los casos con respecto al mismo periodo del año pasado, cuando ocurrieron 595 asesinatos.