Hace algunos años, las protestas y las guerras comúnmente tenían su origen en un hecho violento, un asesinato, la invasión a otro país u otro hecho similar. Hoy en día empiezan por un mensaje en las redes sociales. Así comenzó en Francia el pasado 18 de octubre, cuando Jacline Mouraud, una ciudadana desconocida hizo un video de protesta por el aumento del precio de la gasolina. 

El gobierno de Macron se muestra incapaz de controlar esa protesta que ahora se extiende a otros temas como el no aumento al precio del gas, electricidad, aumento en las pensiones. El tema se agrava, porque es una protesta de la Francia rural y la clase media empobrecida que no disfruta de los privilegios que se tienen en París. En la capital hoy en día pueden haber parejas con un pequeño que literalmente viven en un carro.

Pero las protestas no paran ahí. Los “chalecos amarillos” han llegado a Bélgica, y algunos de ellos, incluso hasta el sur de Inglaterra. Las protestas que se inician en redes sociales tienen unas características que las hacen más difíciles combatirlas: en ocasiones no tienen un líder identificable y se extienden fácilmente. Macron está con un bajo nivel de popularidad, acorralado, y hasta odiado por muchos franceses que creen que los traicionó.

En Colombia las protestas las iniciaron los estudiantes. El rezago presupuestal que tienen el estado colombiano con la educación pública es histórico. Quizás una de las imágenes más deplorables que vimos este año fueron las de las instalaciones de la Universidad Nacional. La mejor institución universitaria del país, que es vista en mediciones latinoamericanas como una de las mejores en el continente, con cerca de 100 grupos de investigación reconocidos por Colciencias, y con unos edificios a punto de desplomarse. 

Carga tributaria, temor de clase media y empresas

A la protesta en Colombia se le ha sumado, igual que en Francia, esa clase media angustiada a la que ya no le alcanza el dinero, que ve con preocupación la nueva carga que se le viene con la ley de financiamiento. 

A esa protesta se sumaron los transportadores, algunos despachos del  poder judicial en Bogotá que ya están en cese, los estudiantes a quienes se les canceló sus semestre de estudios. El comienzo del 2.019 no promete ser muy pacífico.

De manera muy escueta y gráfica lo señalaba en estos días un experto tributarista en el país consultado por la W, señalando el Doctor Pardo, que mientras en Colombia una empresa debe pagar cerca del 70% de sus utilidades en impuestos, en países como Méjico y Chile esa carga corresponde al 40% y en Estados Unidos no llega al 30%. Luego los empresarios aquí, en muchos casos, no tienen otra alternativa que empacar y buscar otros destinos. Eso es claro. Da la impresión que la economía naranja no llegará muy lejos.

Dos presidentes de centro con baja popularidad

Los dos presidentes, tanto Macron como Duque, llegaron al poder como una expresión de temor a las posiciones extremas, tanto de derecha como de izquierda. En el caso del país galo hubo un rechazo a lo que podría significar para Francia, Europa y el mundo una posición de extrema derecha como la de la ultraderechista Marine le Pen, y por eso muchos franceses dieron su voto por Macron que era la opción centro. 

En Colombia el temor fue a un posible gobierno de Petro. Finalmente eso del “Castrochavismo” alcanzó a generar miedo en mucha gente. Quizás en lo que han coincidido los dos mandatarios, es que rápidamente esas opciones de centro, tanto allá como acá, se agotaron rápidamente y los dos jóvenes presidentes en poco tiempo cuentan con poco respaldo en las encuestas. 

Lo más preocupante es que a los dos se les ve desorientados en la forma como deben sortear sus crisis.    

Hablando de Francia y Colombia -desde luego que sin desconocer las diferencias económicas existentes entre mabas naciones- loque está sucediendo con el fracaso de la opción política de centro, tiene que ver en primer término con la incertidumbre que se apodera de la gente. Mejor lo decía un escritor, quien afirmaba que “cuando mueren los dioses, aparecen los fantasmas en el mundo”. 

Mucho de eso es lo que sucede hoy en el mundo, y peor cuando algunos de ellos terminan gobernando. Es algo de lo que puede llegar a suceder en Brasil por estos días.      

Si bien no es fácil predecir en qué y cómo terminarán las protestas en países como Francia y Colombia, lo cierto es que en el país galo preocupa la velocidad e intensidad como se extiende la protesta lejos de sus fronteras. Incluso, se ha incrementado la forma violenta de la protesta. En días pasados, París fue literalmente arrasada en sus sitios más emblemáticos. Igual en Colombia, por estos días de alguna forma viene la calma y la distracción de la navidad, pero a los dos se avecinan tiempos difíciles.      

*Por: Edgar Eduardo Cortés Prieto - Abogado, exmagistrado del Tribunal Administrativo de N. de S.