Aunque ya garantizó el servicio que llevaba varios días reclamando ante la negativa de la EPS, Leo Mauro Ulloa hizo un llamado en general a mejorar la prestación a personas trans en el país.

Han sido varias las batallas que ha debido librar Leo Mauro Ulloa desde que empezó hace cuatro años su proceso de transición a hombre trans para dejar atrás su vida como Lina. La más reciente tiene que ver con la negación de la Nueva EPS para prestarle el servicio de ginecología.

Con la aceptación de buena parte de su familia, que reside en Mariquita, Ulloa es estudiante de Derecho en Ibagué, ha desarrollado su proceso de transición con satisfacción y no atiende los comentarios estigmatizantes que cada tanto se escuchan en una sociedad que, como la nuestra, aún son constantes.

Por eso, aunque solo hasta esta semana la EPS accedió a brindarle la atención especializada, debido a una creciente presión mediática y la advertencia de acciones judiciales, Ulloa aseguró que su caso evidencia la precariedad administrativa de las instituciones, en este caso del sistema de salud, al carecer de un protocolo de atención para las personas trans.

El caso

En principio, ante la sospecha de una anomalía a nivel genital, pues conserva su órgano reproductor femenino, Ulloa fue remitido a la revisión de un ginecólogo, pero, al haber cambiado de nombre e identidad de género a masculino en entidades e instituciones, le fue negado el servicio.

“Me dicen que cambie en el sistema a femenino y espere diez días. Accedí con inconformismo. Pero cuando acudo de nuevo, ahora me dice que (debo) cambiar la cédula, cosa que no puedo hacer porque la ley no me lo permite y es un proceso y logro que he tenido (...) obviamente hay una vulneración de derechos”, indicó.

Solo hasta el jueves, cuando se aprestaba a radicar una tutela e instaurar una queja ante la Superintendencia de Salud, un directivo le informó desde Bogotá que en esta oportunidad y a futuro no tendría inconvenientes en la atención.

El llamado

Para Ulloa se trata de un logro personal, pero, en aras de evitar inconvenientes semejantes a personas trans o genéricamente diversas, hace un urgente llamado a las entidades prestadoras de salud para que capaciten a su personal, modernicen los procesos para la atención de esta población y erradiquen las conductas discriminatorias.

“La expectativa de vida en Latinoamérica de personas trans no supera los 40 años y muchas veces se debe a que no tienen la posibilidad de acceder a los servicios de salud, entonces acuden a métodos artesanales para hacer las transformación física, o por temor a sufrir discriminación no se hacen exámenes, aumentando el desarrollo de enfermedades”, afirmó Ulloa.

Además, aseguró que el personal y los trabajadores de salud en buena parte tienen conductas discriminatorias o desconocen de tratamiento, apoyo y atención de la población trans. “En el caso de los médicos y trabajadores de la salud, que respeten a las personas y se documenten sobre el tema”. acotó.

Una lucha social

Con los más recientes actos en rechazo de normatividad Lgbti, Ulloa exhortó a la población para que se libere de prejuicios, no repliquen los escenarios de discriminación y respeten la diversidad sexual, pues, insistió, el Estado colombiano ha avanzado en la protección de derechos, pero aún falta el reconocimiento social de la población.

“Se pueden dar la oportunidad de conocer y entender qué son personas trans, que van mucho mas allá de su identidad sexual y de género. Son personas que estudian, trabajan, tienen sueños, valores y que, más allá de su proceso de transición, hay mucho más que los identifica”, concluyó.