El avión transportaba a 46 personas: 35 pasajeros, cinco tripulantes y seis secuestradores.
El secuestro del Fokker 50 de Avianca tuvo a Colombia en vilo
A los 10 minutos de haber decolado del aeropuerto Palonegro de Bucaramanga con destino a Bogotá, de entre los pasajeros se levantaron al tiempo cinco hombres, uno de ellos lucía un clergyman como si fuera sacerdote, desenfundaron sus pistolas automáticas y notificaron que a partir de ese momento se hacían cargo del control del vuelo Fokker 50 de Avianca.
Ordenaron a los tripulantes evacuar su cabina y fueron puestos con los brazos en alto sobre la banda superior del avión donde se ponen algunas maletas y objetos de mano que uno lleva y quedan por fuera del equipaje que se registra y etiqueta.
Uno de los hombres armados dijo y repitió a los tripulantes y pasajeros que estuvieran tranquilos, que nada raro les iba a pasar.
Los hombres se presentaron como miembros de las Auc y dijeron que tomaban el avión pues tenían la misión de dejar a un prominente jefe de esa organización en un lugar del sur de Bolívar. A los pocos minutos, el Fokker fue aterrizado en una pista abandonada en Los Sábalos, vereda El Piñal, en el corregimiento Vijagual, entre Simití y San Pablo, sur de Bolívar.
Ordenaron bajar a todos los ocupantes y en la medida en que les pedían sus documentos de identificación, todos se fueron convenciendo de que no se trataba de dejar a un prominente “paraco”, sino lo trágicamente inesperado: estaban secuestrados. A partir de entonces, el grupo fue relevado por otros guerrilleros.
El manejo y operación del avión fue una tarea hecha por expertos. Habían logrado evadir los radares hasta el punto de que en principio la radio informó sobre “la desaparición” del Fokker.
Los ocupantes fueron llevados hasta un lugar cercano para abordar tres chalupas y navegar por un brazo del río Magdalena, cubierto también por la espesa vegetación, que dificultaba cualquier posibilidad de ser avistados desde el aire. Llegaron a un sitio donde los esperaban varias camionetas con las que se internaron en la selva.
Al cuarto día los dividieron en dos grandes grupos y luego quedaron en cuatro grupos de ocho personas cada uno, según los testimonios recogidos entre varios de los secuestrados consultados por La Opinión.
Así quedó aterrizado el Fokker en medio de la selva en el sur de Bolívar.
Así fue
El secuestro del Fokker 50 de Avianca ocurrió el lunes 12 de abril de 1999. Entre los rehenes se encontraban un bebé, una niña, ocho ancianos, una monja, el presidente de la época de la empresa Ecogás, además del senador Juan Manuel Corzo, el alcalde de El Zulia, Juan A. López Carrero y el asesor del Congreso Gerardo Flórez Gómez, también de Cúcuta. Los primeros liberados fueron el bebé, cinco ancianos y otras tres personas con quebrantos de salud.
Un hecho terrible en este secuestro fue la muerte en cautiverio de uno de los pasajeros, Carlos Gustavo González. El exalcalde de El Zulia recuerda que a él le tocó en su grupo, y su muerte se produjo dos días después de haber sido separados.
Juan Manuel Corzo, el último liberado
Días antes del secuestro, Juan Manuel Corzo se tomó esta fotografía con su familia.
El 12 de abril de 1999, el entonces recién electo representante a la Cámara por el Partido Conservador Juan Manuel Corzo Román amaneció con la obsesión de revisar unos papeles y documentos para continuar el debate que adelantaba contra el sistema de vivienda Upac que dejaba en la ruina a miles de familias colombianas.
Ese día no viajó a Bogotá en el primer avión como solía hacerlo sino que dedicó varias horas de la mañana a atender algunos asuntos en Cúcuta. Por eso cayó entre los secuestrados del avión Fokker de Avianca que cubría la ruta Cúcuta-Bucaramanga-Bogotá.
Los ocupantes del avión -entre pasajeros y tripulantes- fueron divididos en cuatro grupos de ocho personas cada uno. En el grupo del entonces representante también estaban Juan González, Gloria Maya, Fernando Torres y Ana María Gómez. Por unos días estuvo con el entonces alcalde de El Zulia, Juan Alberto López Carrero.
Hoy, 17 años después, el senador Corzo Román señala que la acción del Fokker de Avianca fue uno de los actos de calado nacional que ejecutaba el Eln para presionar al gobierno el inicio de conversaciones de paz con esa guerrilla.
En su sentir, un secuestro genera dos fenómenos: el dolor inmenso en la familia y la incertidumbre y el desconcierto en el secuestrado. La situación del cautivo es tremendamente dolorosa como el inmenso sufrimiento y angustia de su familia.
“Por mi condición política a mí me abrieron un juicio disciplinario con la acusación de que tenía que ver con masacres en Norte de Santander. Estuve varios meses en vilo. En mi favor intervinieron Gustavo Petro, Antonio Navarro Wolff, Roberto Camacho, Oscar Darío Pérez, quienes a finales del año 2000 se reunieron en Caracas con Pablo Beltrán, (uno de los cabecillas históricos del Eln) y abogaron por mí. También intervino en mi favor el dirigente liberal Horacio Serpa Uribe”.
Corzo Román cree que el secuestro del Fokker fue una operación muy bien planeada y ejecutada. Generalmente los lunes, de Bucaramanga viajaban a Bogotá empresarios del sur del Cesar, congresistas y ejecutivos importantes de la empresa privada. Un grupo de importancia política y económica. La consigna de la cúpula de la guerrilla del Eln fue que todos debían pagar su rescate.
El senador considera que entre los guerrilleros autores del secuestro había extranjeros. Recuerda las largas caminatas por las noches y el impacto emocional y el sufrimiento de varios de los secuestrados. Corzo Román estuvo año y medio secuestrado. Fue el último pasajero del Fokker en ser liberado. Él admite que este evento le causó muchos destrozos emocionales.
Considera que los guerrilleros tienen una visión limitada de los asuntos del país y de la sociedad colombiana. Sobre los procesos de paz que se adelantan estima que el gobierno y la sociedad deben tener en cuenta que lo más importante es la forma cómo se van a reincorporar a la sociedad los alzados en armas. El problema no se resuelve dándoles un millón 500 mil pesos, o casa y carro. El problema tiene que abordarlo toda la sociedad colombiana, a conciencia, con visión creativa y de verdadera reconciliación.
De las inundaciones de El Zulia a los cambuches del sur de Bolívar
El entonces alcalde de El Zulia, Juan Alberto López Carrero, el día de su liberación.
El sábado 10 y el domingo 11 de abril de 1999, el río Zulia se desbordó y causó graves inundaciones. El entonces alcalde del municipio de El Zulia, Juan Alberto López Carrero, madrugó el lunes 12 para firmar unos decretos y disponer de ayudas para las 12 familias que más habían sido afectadas.
Ese día viajaba a Bogotá para participar en una reunión de alcaldes del país convocada por el Ministerio de Salud. Cuando salía para Bogotá siempre lo hacía en el primer vuelo de las 6:45 de la mañana. Ese día “me dejó el avión y me tocó tomar el vuelo que salió de Cúcuta a las 9:00”. Jamás en su vida se imaginó verse envuelto en una situación tan traumática y dolorosa como una de las víctimas del Fokker 50 de Avianca. Estuvo 78 días secuestrado que le parecieron un infierno eterno, como sin final...
Lo que más lo hacía sufrir era pensar en su mujer y sus dos pequeñas hijas. Al sexto día del secuestro - y así debió ocurrir a sus demás compañeros de infortunio - López Carrero comenzó a sentir la sensación de que estaba perdiendo la noción del tiempo.
Entonces buscó en el monte un palo o vara, en la que comenzó a escribir la fecha o el día que pasaba, con el amanecer y el anochecer. También escribía los nombres de su mujer y de sus hijas Esa vara la conserva. Estima que para su libertad sirvieron mucho las manifestaciones callejeras que día de por medio hacían los zulianos reclamando su liberación al Eln.
“Eso fue terrible. Los daños emocionales son tremendos. Pero gracias a Dios, vamos saliendo adelante, que es lo importante”, dijo López Carrero a La Opinión. Considera que esta tragedia y su final con el regreso a la libertad son como volver a nacer. “Yo digo y celebro que tengo dos cumpleaños. El 20 de diciembre, que vine al mundo, y el 12 de abril...”
El exalcalde de El Zulia destaca los esfuerzos del presidente Juan Manuel Santos en la búsqueda de acuerdos de paz con las Farc y el Eln. “Las futuras generaciones no tienen que sufrir lo que nosotros hemos sufrido y padecido. Hay que buscar la paz”, sentenció.
*Ángel Romero Bertel |
angel.romero@laopinion.com.co
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