Más de 30 años después de que el papa Juan Pablo II visitara Colombia como “peregrino de la paz”, este 6 de septiembre llega Francisco y encontrará un país diferente, en el que se ha terminado el largo conflicto con la guerrilla de las Farc.

En 2016, el papa aseguró que “sólo cuando el proceso de paz de las Farc” estuviera “blindado” visitaría Colombia, un aliento que llegó hasta la mesa de negociaciones de La Habana cuando más enconadas estaban las posiciones.

El pontífice argentino dio entonces muestras de su espíritu latinoamericano para acercarse a un conflicto de más de medio siglo que ha afectado a buena parte del continente.

Nada más confirmar sus fechas de viaje, el obispo de Roma explicó que llega a Colombia como“misionero de la reconciliación” y por ello se encontrará con indígenas, pobres y víctimas del largo conflicto, ya concluido con las Farc, pero que mantiene otros frentes abiertos pues aún quedangrupos ilegales activos en el país.

“El papa es pregonero de paz. Desde un principio ha estado interesado en que nosotros tengamos la paz, por eso fortalecerá este proceso por el bien de todos los colombianos”, comentó el obispo castrense de Colombia, Fabio Suescún Monroy.

Aunque faltan detalles sobre su agenda, se espera que el pontífice se reúna, en un acto dedicado a la reconciliación, con víctimas en Villavicencio, capital del Meta (centro), uno de los departamentos donde se han cometido más abusos contra la población por parte de todas las partes en conflicto.

Por eso, el eslogan de su visita es “Demos el primer paso”, que apela a un acercamiento entre los colombianos. No es casualidad que Francisco haya trabajado por un concepto que forma parte de la doctrina católica, en la que Jesucristo es llamado “Príncipe de la Paz”. De hecho el papa ha reiterado su deseo de que Colombia “nunca vuelva, ni dentro ni desde fuera, a un estado de guerra”.

El mensaje de Francisco ha sido retomado por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, en un intento de superar la polarización de la sociedad nacida alrededor de la propia negociación de paz.

Para contribuir a esa reconciliación, el papa recibió el pasado 16 de diciembre en el Vaticano a Santos y al líder de la oposición, el expresidente Álvaro Uribe, fuerte crítico del acuerdo firmado con las Farc.

En esa ocasión el pontífice les habló de “la importancia del diálogo sincero entre todos los actores dela sociedad colombiana”, por encontrarse en un “momento histórico”. Pese al intento, los dos líderes no se reconciliaron. Sin embargo Santos mostró su voluntad de seguir intentándolo, al subrayar la importancia del viaje del papa.

“Aquí viene el papa precisamente a dar un paso, el primer paso lo llama él, hacia la reconciliación”, aseveró Santos.

El presidente no dejó pasar la oportunidad para reconocer el rol que jugó el papa en las negociaciones de paz y recordó que acompañó el proceso “desde el primer día” en que conoció la intención de las partes.

“Ha estado al lado nuestro, nos ha estimulado, nos ha apoyado y yo no tengo sino palabras de agradecimiento. Y ahora esta visita nos llena de orgullo”, afirmó Santos, al apuntar que Francisco viene a decir: “Colombianos, ustedes han logrado un paso importante, el paso siguiente es la reconciliación”.

Pero el rol del papa no termina ahí, pues persiste el Ejército de Liberación Nacional (ELN), otra guerrilla cuyos orígenes estuvieron vinculados a sectores liberales de la Iglesia, en especial a la Teología de la Liberación.

De hecho durante años su líder fue Manuel Pérez, un sacerdote español, y uno de sus iconos es Camilo Torres, otro cura que murió en su primer combate.

Los colombianos esperan que así como Francisco apoyó los diálogos con las FARC, su visita a Colombia sirva para que el ELN y Gobierno avancen en las negociaciones de paz que se llevan a cabo en Quito.

Por: Gonzalo Domínguez Loeda | EFE