La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) confirmó que el aumento del área cultivada con cultivos ilícitos es del 52%, pasando de 96.000 en 2015 a 146.000 hectáreas en 2016, y consideró que esto debe motivar una acción coordinada para la transformación de los territorios, priorizar acciones focalizadas en algunas regiones y actuar de manera contundente contra los eslabones más fuertes de la cadena del narcotráfico.

El representante de Unodc, Bo Mathiasen, señaló que se trata de un panorama "complejo" y "preocupante", que incluye el aumento de la producción de cocaína de 646 toneladas a 866 toneladas métricas, así como un aumento en la incautación de 243 a 378 toneladas.

No obstante, para Mathiasen es positivo que empiece a consolidarse un escenario proclive a una solución sostenible, consistente en la transición de una estrategia centrada en los cultivos de coca a una estrategia que tiene como eje central la transformación y desarrollo de los territorios. 

"Aparecen muestras de confianza para la construcción conjunta entre el Estado y las comunidades. La estructura institucional del Acuerdo de Paz está cada vez más consolidada. Es esperanzador evidenciar muestras de una solución sostenible no solamente en el discurso sino en la realidad", celebró Mathiasen.

En ese sentido, para el representante de la Unodc, "las cifras de  2016 exigen la transformación de los territorios", por lo que hizo un llamado a efectuar tres acciones urgentes: acción coordinada en los territorios, acción focalizada a partir de las condiciones de los territorios donde hay cultivos, y  una acción integral y contundente para enfrentar los eslabones fuertes de la cadena del narcotráfico.

Mathiasen hizo énfasis en el control de los precursores químicos, necesarios para transformar la hoja de coca en cocaína, lo que sucede en laboratorios cada vez más complejos, así como en la financiación de este proceso con inversionistas.

Para Mathiasen, las investigaciones sobre lavados de activos y las sentencias que emite la justicia colombiana no son suficientes, por lo que hizo un llamado a reforzar la investigación conjunta sobre este delito y hacer extinción de dominio.

"Si no se mejora la acción contra los eslabone los cultivos ilícitos van a permanecer o a reaparecer. La presencia de la Fuerza Pública es necesaria para proteger a la población en las zonas que tuvieron influencia de las FARC, sino para combatir a los grupos ilegales que quieren hacer presencia en ellos", dijo.

"El Acuerdo de Paz es una ventana de oportunidad para Colombia, pero las transformaciones no se dan inmediatamente", agregó Mathiasen, para quien, además, preocupan los asesinatos de líderes sociales y de defensores de derechos humanos, porque muchos de ellos se han producido en zonas de conflicto y de economías ilegales.

Coca se concentra en tres departamentos

El informe señala que el mayor crecimiento se registra en zonas fronterizas, especialmente en Nariño con 42.627 hectáreas para el 26%; Putumayo con 25.162 hectáreas para el 17% y en Norte de Santander con 24.831 con 17%, los mismos territorios con mayor número de hectáreas reportadas en el informe del 2015. A esto se suman 12.595 hectáreas en el Cauca (9%),  9343 en Caquetá (6%) y 8885 en Antioquia (6%).

El informe señala que los municipios más afectados siguen siendo los mismos que en 2015: Tumaco tiene el 16% del nivel nacional con 23.148 hectáreas; Tibú el 9% con 12.787; Puerto Asís el 5% con 7453; El Tambo el 4 % con 5300 y Valle del Guamuez el 3% con 4886 hectáreas.

Lo relevante de esta información es que el problema de los cultivos ilícitos se sigue concentrando en las zonas donde ha tenido mayor presencia histórica. De hecho, se indicó que el 80 % de los lotes identificados en 2016 ya había sido previamente asperjado o erradicado.

Es decir, “el incremento de cultivos se debe a una reactivación de la actividad en zonas donde se había logrado algún nivel de control”, dice la ONU. Reactivación en donde se han integrado diferentes eslabones de la cadena del narcotráfico, donde no hay un control hegemónico por parte de un grupo ilegal y en zonas de frontera.

El informe revela que en Santander, Magdalena, César, Guainía, Boyacá y Arauca tienen menos de 50 hectáreas de cultivos ilícitos y que en Cundinamarca, Caldas y La Guajira no hay área cultivada.

Ahora bien, el informe destaca que el territorio afectado por cultivos de coca fue de 238.225 kilómetros cuadrados y que el 22% del territorio ha sido afectado de manera permanente por cultivos en los últimos diez años.

Por regiones, el 39% del total de la coca (57.777 hectáreas) está en el pacífico, seguida de la región central con el 28% (40.526), el Putumayo y Caquetá con el 24% (34.505), y el Meta y el Guaviare 8% (12.302).

De ese 39% del Pacífico, Nariño cuenta con 29.755 hectáreas, Cauca con 8.660, Chocó con 1.489 y Valle con 690. De la Región Central, Norte de Santander presenta 24.831 hectáreas, Antioquia 8.855, Bolívar 4.094, Córdoba 2.668 y Santander apenas 37 hectáreas cultivadas.

El informe igualmente reporta que de 59 áreas protegidas como Parque Nacional Natural, 16 tienen cultivos de coca con un total de 7873. Y en resguardos indígenas se reportan 16.665 hectáreas, lo que presenta un 32%.

"El 49% del área sembrada con coca se concentra en siete resguardos indígenas, seis de estos pertenecientes a Nariño, departamento con la mayor afectación en el país, Inda Zabaleta, Gran Rosario, La Turbia, El Cedro-Las Peñas, La Brava, Pilví y la Pintada, La Floresta, Santa Rosa y San Francisco y El Gran Sábalo y un resguardo perteneciente al Guaviare, el Nukak-Maku", dice el informe.

En ese sentido, el resguardo indígena con mayor afectación es Inda Zabaleta con 2520 hectáreas, un 23% más que en 2015 cuando se identificaron 2048.