Lo insólito y lo absurdo rivalizan a la hora de explicar el 14% de las muertes violentas que se registran en Colombia, dado que tal porcentaje de decesos nada tiene que ver con asesinos o choques de motos y carros, sino con hechos accidentales, muchos de ellos prevenibles.

Para la muestra, tres casos ocurridos el 16 de diciembre de 2018. En la Clínica Sagrado Corazón, de Medellín, murió un niño de dos años al caer de un segundo piso. Según reporte de la Fiscalía, el padre del menor contó que “el niño se encontraba brincando en la cama en un colchón nuevo que él había comprado. La madre se encontraba realizando oficios domésticos y se percató por un vecino que le avisó que el niño había caído por la ventana”.

En el municipio de Bello, don Heliberto, de 48 años de edad, se cayó en unas escalas, se golpeó la cabeza y falleció de inmediato.

Y en la Policlínica de Medellín dejó de existir Marcelino, quien llegó remitido de Puerto Triunfo, luego de inhalar el veneno con el que estaba fumigando.

¿El destino, descuido, mala suerte? Cada quien tendrá su propia interpretación, pero lo cierto es que, de acuerdo con los últimos datos disponibles en Medicina Legal, en 2017 un total de 7.062 colombianos tuvieron lesiones accidentales, de las cuales la mitad fueron mortales. (Ver infografía). Aparte, la autoridad forense contabilizó a los fallecidos en accidentes de tránsito, que representaron el 27% de las muertes violentas del país, y los homicidios, que lideraron la tabla con un peso del 45%.

¿Qué se ve en urgencias?

Algunas de las “lesiones accidentales” no lo parecen tanto. María Clara Mendoza Arango, jefe de Cirugía y Urgencias del Hospital San Vicente Fundación (HSVF) comentó que hay personas a las que les han tenido que extraer del recto objetos extraños.

También han sido atendidos hombres que buscando prolongar la erección se les atora algún juguete sexual, generando un doloroso priapismo que requiere, en algunos casos, la intervención especializada de un ortopedista.

A urgencias han llegado fracturas de pene y torsiones testiculares por movimientos bruscos; personas que se tragan tuercas y llaves; y un niño de 3 años de la comunidad emberá que se cayó a la olla de chicha hirviendo y sobrevivió a las quemaduras de 2° grado en el 60% de su cuerpo.

Más usuales son los accidentes laborales, con amputaciones de dedos y manos, los aplastamientos de miembros superiores y los traumas por caídas.

Abran el ojo

En el Hospital General de Medellín (HGM), el 73% de los atendidos por lesiones accidentales son hombres y 27% son mujeres. Un tema que dispara las alarmas es el incremento de las lesiones autoinfligidas en menores de edad, particularmente niñas de 12 a 14 años, afectadas por conflictos con sus familiares o amigos. Estos adolescentes requieren de un buen acompañamiento y del fortalecimiento de su capacidad para afrontar las frustraciones que tienen en sus vidas.

Jhon Jairo Vesga Rodríguez, médico Director de Servicios Ambulatorios del HGM, indicó que hasta mediados de diciembre de 2018 habían atendido 1.534 urgencias, que afectaron en un 97% a personas adultas. Del total, 382 demandaron hospitalización.

Entre los menores de 14 años la mayor afectación fue por ataques de perros (21), seguida por 11 lesiones autoinfligidas. Según Vesga, por diversas razones estos niños se toman en grandes dosis medicamentos de adultos que estaban a su alcance, un hecho que obliga a proteger mejor los fármacos y toda sustancia que sea nociva para la salud.

En los adultos, primaron los accidentes de trabajo, con 794 casos. Las lesiones autoinfligidas fueron 21, incluyendo a presos que consumieron vidrio para ganarse una temporada fuera de sus celdas .