Se llevan cinco años de diferencia, están ubicados a dos extremos de la ciudad, en las comunas 4 y 8, y sin embargo muchos cucuteños los confunden. Uno está al oriente, y el otro al occidente.

El problema es que se llaman igual: Nueva Esperanza. Pero, en realidad, es en lo único que se parecen. Solo en tamaño el  de la comuna 8 dobla al de la comuna 4.

El de la Ciudadela La Libertad nació hace 21 años, como proyecto de urbanización, y en realidad se llama La nueva esperanza.

Y el de la Ciudadela Juan Atalaya surgió como invasión en 1998 y tiene alrededor de 375 familias en sus casas, en su mayoría de dezplazadas.

El otro, en sus cinco calles tiene 260 familias, que completó cuando adoptó a un sector vecino hace cinco años.

La Nueva Esperanza

“Decidimos bautizar este barrio como La Nueva Esperanza, porque eso representaba para nosotros: la oportunidad de tener una casa propia”, recordó Sonia Aydé Sanabria, de las primeras en llegar.

Sanabria conoce bien al homónimo de su barrio, y destacó la labor de sus dirigentes por lo que han conseguido desde su legalización.

En Nueva Esperanza, el 80 por ciento de las calles está pavimentado, hay un polideportivo y un parque infantil, mientras que en La Nueva Esperanza tienen que compartir con  San Martín, Torcoroma 2, Siglo XXI y Cañafístolo el único escenario deportivo de la zona.

Un proyecto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)permitió que desde su situación de asentamiento ilegal Nueva Esperanza le empezara a ganar la carrera del desarrollo al otro, pese a que aún tiene casas de madera y otras de barro.

Pero La Nueva Esperanza saca pecho con el Teatro  Manotas, uno de los sitios más destacados de este sector, que periódicamente presenta obras de teatro, cuenteros y funciones de títeres gratis para todos los habitantes de los barrios aledaños.

Confusión de barrios

Wilson Palacios, presidente de Nueva Esperanza, asegura que cuando establecieron la invasión, la comunidad desconocía la existencia del barrio homónimo.

“Nos asentamos al lado de Nuevo Horizonte y quisimos buscar un nombre similar, de ahí salió Nueva Esperanza”, recuerda  Palacios.

En medio de risa, el líder comunal cuenta que él se enteró cuando un día tomó un taxi para ir a su casa y el taxista tomó la ruta del oriente, hacia La Libertad.