La situación más crítica se dio en la parte baja del Viaducto García Cadena, donde la Quebrada la Iglesia se desbordó y se generaron ‘pequeños arroyos’ que bajaban desde los Soles hasta los barrios San Martín y San Pedro.

Según Rocío Moreno, veedora de este último sector, la emergencia fue de tal magnitud que la corriente “arrastró dos carros y muchas casas quedaron inundadas”.

Por su parte, en Villa Mercedes, la comunidad denunció que cuatro casas resultaron afectadas por un deslizamiento, aunque por fortuna no se presentaron heridos.

No muy lejos de allá, en barrios como Regaderos, San Rafael y Santander, el agua se entró a muchas de las viviendas y causó estragos en muebles y electrodomésticos, lo que obligó a las familias a recurrir a sus vecinos para sacar el agua de sus viviendas con la ayuda de unos baldes.

También se reportaron inundaciones en la Terminal de Transportes de Bucaramanga y en los barrios Rincón de la Paz, Alfonso López y Luz de Salvación. En este último lugar, la comunidad aseguró que había una vivienda afectada.

Al cierre de esta edición, los organismos de atención seguían pendientes de cualquier emergencia que se pudiera presentar, pues sectores como Villa Helena Norte reportaban una gran saturación en los taludes.

Allí, según el presidente de la Junta de Acción Comunal de este barrio, Luis Erwing Rodríguez, el principal temor corría por cuenta de una falla que hay entre los Padres Somascos y el sector de La Loma, donde hay un alto riesgo de deslizamiento que amenazaba a unas 120 familias.

Además, vías como la Transversal Oriental y la Carretera Antigua estaban intransitables por el agua que se acumuló en algunos tramos.

El coordinador del Clopad, Freddy Raguá Casas, explicó que esto se dio por el colapso del sistema de alcantarillado de aguas lluvias, que no pudo responder a la gran cantidad de agua que cayó en la ciudad.