Una madrugada cualquiera de 2002, Lucía* salió como de costumbre a la vereda Veguitas, del corregimiento Luis Vero, en Sardinata, a ordeñar las vacas, propiedad de su familia, que pastaban a las afueras del casco urbano.

Sola, por un camino empedrado y con la noche aún sobre su espalda, la joven campesina llegó hasta la vivienda principal de la finca a buscar el taburete sobre el cual se sentaba a ordeñar. Allí, agazapado en la oscuridad, la esperaba su verdugo.

Indefensa, asustada y con la amenaza de recibir un tiro de fusil si se resistía, la joven fue obligada a acceder a las pretensiones sexuales de quien, por el poder que le daban las armas, quiso aprovecharse de su inocencia. Contra el piso y sin poder gritar, Lucía dejó de ser niña y se convirtió en mujer a la fuerza. Tenía 16 años cuando un paramilitar la violó y la dejó embarazada en aquel ataque.

Así, crudo y descarnado, fue el relato que una hermana de Lucía, víctima también del accionar de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), en el corregimiento de Luis Vero, le hizo a La Opinión.

“Mi hermana, después de haber sido violada, tuvo que salir, como toda nuestra familia, desplazada de ese corregimiento. Nos vinimos para Cúcuta a pasar necesidades, pues todo lo dejamos allá. Sin embargo, ella perdió más, pues tuvo que huir de su tierra luego de ser humillada y violada por ese criminal”, se escuchó en este documentado hecho perpetrado por los ‘paracos’.

Luego de haberla violado, el paramilitar siguió como si nada en Luis Vero, hasta que un día le llegó la notificación de que había sido trasladado a Puerto Santander, donde el Frente Fronteras, comandado por Jorge Iván Laverde Zapata, alias El Iguano, ejercía gran presencia.

“Lo que sabemos es que el paramilitar que violó a mi hermana fue trasladado al Puerto y allí los mismos compañeros lo mataron porque no obedecía las órdenes que le daban”, contó la hermana de Lucía, la única que se ha interesado por averiguar la suerte de quien deshonró a su familia.

Ella fue también la que persuadió a su hermana para que contara su tragedia ante la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas.

“Después de exponer su caso, ella fue reparada, aunque eso en nada ha aliviado su dolor. Ha vivido todo su proceso de duelo sola, pues el acompañamiento sicosocial a las víctimas de violaciones por parte de los paramilitares ha sido prácticamente nulo, porque ellos no confiesan estos hechos y las víctimas temen contar sus historias o ya rehicieron sus vidas con alguien más y no quieren avivar esa parte trágica de su pasado”, finalizó diciendo.

Hoy, el hijo de Lucía está próximo a cumplir 11 años.

PIDEN REPARACIÓN COLECTIVA

Como el caso de Lucía, un grupo de víctimas de Luis Vero tiene identificados cinco hechos más de agresiones sexuales en contra de jóvenes mujeres de este corregimiento. Además, han logrado recopilar información sobre 15 homicidios, 10 casos de desaparición forzada, 90 de desplazamiento forzado y sobre 15 familias que cruzaron la frontera y hoy viven como refugiadas en Venezuela.

Este mismo grupo de víctimas se unió a otro del corregimiento de Las Mercedes y juntos decidieron pedirle a la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas que sean tenidos en cuenta como sujetos de reparación colectiva, por todo los daños sufridos entre 2001 y 2004 por parte de los combatientes del Frente Fronteras que se instalaron allí.

“En los tres años que duró la ocupación paramilitar en Luis Vero, más del 90% de la población tuvo que salir desplazada, al punto de que hoy, 8 años después, el corregimiento sigue abandonado ante el temor de sus pobladores de retornar a sus tierras”, comentó una de las víctimas.

Para sustentar su petición, los habitantes de los dos corregimientos se amparan en la versión libre entregada por varios paramilitares que operaron en la zona y que reconocieron ante Justicia y Paz, el 28 y 29 de noviembre de 2011, que luego de su llegada,  en 2001, se presentó un desplazamiento masivo de campesinos en la región.

Todas las familias peticionarias, más de 300 de Luis Vero y 78 de Las Mercedes, esperan que su solicitud sea tenida en cuenta y el Gobierno por fin centre su mirada en esta zona del departamento a la que ni las entidades encargadas de repararlas acceden alegando falta de garantías para su desplazamiento.

Sardinata está localizado a 70 kilómetros al noroccidente de Cúcuta y ha estado azotado por la violencia tanto guerrillera como paramilitar a lo largo de toda su historia.

(*) Nombre cambiado para proteger la identidad de la víctima.

Los que estarán confesando crímenes

Esta semana participarán de las confesiones de hechos los comandantes paramilitares Salvatore Mancuso, alias El Mono (comandante del Bloque Catatumbo); Jorge Iván Laverde Zapata, alias El Iguano (comandante del Frente Fronteras) y José Bernardo Lozada Artuz, alias Mauro (comandante de las Auc en Tibú). Les acompañarán William Rodríguez Grimaldo, alias Pantera; Juan Antonio Ramírez Quintero, alias Pino; Erlin Lezcano Arroyo, alias Chacal; Marco Aurelio Alsina Cobaria, alias Petri y Lenin José Vásquez Cucunubá, alias Socavón.

Todos ellos confesarán los crímenes cometidos por el Frente Fronteras en Sardinata, Salazar, Arboledas, Cucutilla, Santiago y El Zulia.