En el año 2013, en medio de sus discusiones sobre la crisis ambiental en el mundo y la necesidad de brindar una respuesta ante la situación, los cucuteños Ángel Andrey Bohórquez Jáuregui y Maili Alejandra Jurado Ardila tuvieron la idea de materializar un negocio verde que contribuyera a brindar soluciones al problema y del cual la sociedad fuera partícipe.
Estos dos jóvenes esposos se atrevieron a emprender en un área nada fácil ante un mundo copado por el consumismo con poca conciencia ambiental. Pero ese es su reto: que los compradores ayuden al ambiente y a la vez satisfagan sus gustos.
Bajo esta premisa crearon Ecoground, empresa que paulatinamente ha crecido creando con madera reutilizada amplificadores de sonidos para celulares, mobiliario con estibas (trozos de madera), bolsos con llantas y llevan agua a comunidades sedientas en La Guajira.
Maili Alejandra Jurado señala que “emprender en Colombia es complicado, y lo es más aún si es de manera sostenible y a esto le sumamos los pocos incentivos que ofrece el sistema, para que las personas volteen su mirada a la conservación y al consumo sostenible”.
Sin embargo, para la emprendedora, una de la bases del negocio es la educación ambiental y “Ecoground está dispuesta a hacer la tarea”.
Tienen alianzas con la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor) y el Ministerio del Ambiente con respaldo de la Unión Europea. También han establecidos convenios con la Fundación Internacional ProCat y Fundación Proyecto Tití, para promover protección de especies de fauna silvestre a través de sus productos.
Desde 2015, estos emprendedores han participado en Bioexpo Colombia, la principal feria de negocios verdes y sostenibles del país y la más grande de Latinoamérica.
“Somos un negocio verde verificado por el Ministerio, lo que significa que superamos el 70% de cumplimiento de criterios para este tipo de empresas, y nuestro objetivo es generar sostenibilidad, a través de productos y servicios; además, que los compradores se sientan orgullosos y satisfechos de generar un aporte al cuidado ambiental”, afirmó Andrey Bohórquez.
Líneas de emprendimiento
Amplificadores de sonidos para celulares
El año pasado Bohórquez y Jurado arrancaron con una nueva línea de negocio consistente en el desarrollo de accesorios de madera reutilizada. Están fabricando amplificadores acústicos para celular.
El artículo amplía el sonido en 40%, siendo de gran ayuda para videollamadas y escuchar música en lugares cerrados, con el valor agregado que no consumen energía eléctrica ni usan baterías.
Mobiliario
Uno de sus proyectos iniciales tiene como materia prima la madera reciclada y con el cual, según Andrey Bohórquez, Ecoground se convirtió en caso de éxito de economía circular seleccionado por el Ministerio de Ambiente para Norte de Santander. Montaron su fábrica de mobiliario.
“Reciclamos entre 2015 y 2019 alrededor de 400 toneladas de estibas que iban a parar al relleno sanitario, con las cuales logramos generar mobiliario y productos para restaurantes y el hogar como closet, puertas y sillas”.
Turismo de naturaleza
Ecoground también irrumpió el año anterior el sector del turismo de naturaleza, por lo que ha venido generando alianzas para que a través de esta práctica se incentiven a las comunidades en la conservación de los ecosistemas.
Han suscrito pactos de trabajo con indígenas Wiwa en la Sierra Nevada de Santa Marta, con la reserva natural San Antonio, en el sur del Cesar; y con la Asociación Comunitaria Ecomanglar en Bahía Málaga, Pacífico colombiano, con el fin de apoyar el trabajo que ellos hacen para la protección de los ecosistemas a través del turismo comunitario, turismo sostenible y turismo de naturaleza.
Así, ayudan a generar recursos directamente a estas comunidades que se enfrentan a los retos ambientales de conservación en esos lugares.
Bolsos con llantas
En medio de la pandemia de coronavirus, que afectó a todos los sectores de la sociedad, Ecoground también decidió reinventarse y por eso lanzó al mercado una línea de marroquinería con cauchos reciclados. A través de terceros, transforman estas llantas en bolsos.
En esa área tiene una sublínea para niños. Fabrican morrales con diseños referentes a cuatro especies endémicas: la danta, el oso de anteojos, el jaguar y el mono Tití, con la idea de llamar la atención sobre la necesidad de proteger estos animales.
El 10% de los ingresos por la venta de estos productos va a las fundaciones ProCat y Proyecto Tití, con el fin de financiar sus investigaciones y esfuerzos para conservar dichas especies.
José Fernando González, director científico de ProCat Colombia, sostuvo que la situación del “tapir (danta), el oso andino y del jaguar es bastante preocupante, porque sus poblaciones han disminuido significativamente y están bajo constantes amenazas que ponen en riesgo su existencia a largo plazo”.
“Nuestra alianza con Ecoground busca apoyar la conservación de estas especies, por medio de la reducción de estas amenazas, y es fundamental la vinculación de la empresa privada y de la sociedad en esta labor de proteger la biodiversidad”.
Rosamira Guillén directora ejecutiva de Proyecto Tití, recordó que la fundación sin ánimo de lucro trabaja desde hace más de 30 años por la conservación del primate Tití Cabeciblanco, que habita únicamente en un área del Caribe colombiano, en ninguna otra parte del mundo, y se encuentra en peigro por la excesiva deforestación de su hábitat.
“Estamos muy contentos, porque cada vez son más las personas y organizaciones que se unen a nuestra causa, como Ecoground, que busca contar esta historia con sus emprendimientos e invita a los ciudadanos a unirse a este esfuerzo. Gracias a Ecoground por aportar su granito de arena a la conservación del Tití”.
Impacto social: agua para La Guajira
El 10% de sus ingresos lo destinan a una loable labor social: dan agua a comunidades de La Guajira. Han visitado 17 rancherías, beneficiando a 4.250 indígenas wayuú aproximadamente con más de 720.000 litros del vital líquido. Además, les han donado mercados y fiestas para los niños en Navidad.
Hace dos semanas, Ángel Andrey Bohórquez y Maili Jurado estuvieron nuevamente en esa zona del país llevando 100.000 litros de agua a comunidades del municipio Uribia, Alta Guajira. Ulama Ipuana, autoridad wayuú de la ranchería Kasushimana, en su lengua expresó su alegría por esta iniciativa que los beneficia, principalmente a los niños.
“Todos los días pedimos a Dios que nos pueda ver y vea nuestra necesidad de este bien tan preciado como es el agua”, recalcó el líder aborigen.
A este agradecimiento se unió Josefa Uriana, lideresa de la ranchería Chientico, en el corregimiento Camarones de Riohacha, quien, en pocas palabras, pero llena de alegría y con una gran sonrisa, solo dijo “gracias por el agua”.