¿Imagina vivir solo y aislado? Si no quiere pensarlo, sepa que esta es la realidad en la que viven algunos animales silvestres de Norte de Santander, por cuenta del enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza.
A causa de la ocupación de tierras para expandir la frontera agrícola, la cacería y la sevicia, hoy están encerrados osos, felinos y otros mamíferos de distintas especies.
Estos animales, que harían más por los ecosistemas en su ambiente natural, viven protegidos en un Hogar de Paso construido en la década de los 90 por la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor).
Según Julio José Llinás, coordinador del Hogar de Paso, estos animales gozan de comodidades y salud, lucen fuertes, pero asegura que lo ideal sería que se reprodujeran y desarrollaran en la naturaleza.
Para probar que los animales están en buen estado de conservación, bajo la subdirección de Recursos Naturales de Corponor se permitió a La Opinión visitar el lugar.
Los lentes captaron los mejores momentos de estos bellos ejemplares, pero también la melancolía en la que trasciende la vida de estas especies que jamás volverán a su hogar, por cuenta del conflicto con la humanidad.
De guardián de los cielos, a rey del hogar
Hace dos semanas llegó un nuevo inquilino a Corponor. Su pico es fuerte como una roca y tiene garras tan potentes, capaces de destrozar a sus presas. Normalmente vuela para acechar en sus cazas y su imponente tamaño la hace distinguirse de las demás aves.
Esta nueva moradora del hogar, conocida como águila sabanera, vivirá para siempre en cautiverio, encerrada en una jaula porque un campesino le disparó. Desde entonces vive sin una de sus alas.
Es un ave que se alimenta de roedores, serpientes y otros animales pequeños; una controladora de especies menores que presta un eficiente servicio al ecosistema. Sin embargo, en el departamento no han sabido valorarla.
Era un águila imponente, de admirar, pero ahora luce achilada y las probabilidades de que vuelva a alzar vuelo se agotaron.
Los médicos veterinarios de Corponor intentaron salvar su ala para que volviera a volar, pero la cirugía no fue exitosa y la junta médica decidió amputársela.
El destino de esta hermosa ave está escrito: será ejemplo para las nuevas generaciones. Una muestra viva de cómo la intervención humana en los bosques aleja a los animales de su hábitat.
Ella ahora será uno de los 585 animales que han llegado al Hogar y vivirá en cautiverio hasta el último de sus días. Estará junto a Morgan (caimán aguja), Juanita (oso de anteojos), Nico (puma), Tamiflú (mono araña) y otras especies que ya no podrán volver a la selva porque fueron heridos o improntados, es decir, que por contacto con el hombre ya no pueden defenderse solos en la selva por su domesticación.
El pirata del hogar
A Morgan, un caimán aguja, el más grande en cautiverio del que se tenga conocimiento en Norte de Santander, cuyo peso puede rondar los 298 kilos y medir 3 metros, lo rescataron de un intento de caza cuando se refugiaba en Caño Victoria, en Tibú.
Lo intentaron quemar con gasolina, le pegaron machetazos, le dispararon, pero su gruesa piel lo salvó.
La ira de la comunidad contra el animal se dio porque atacó a una mujer que estaba en su hábitat. La gente no comprendió que Morgan actuó por instinto natural y vio a esta mujer como presa.
Un 21 de febrero tuvo que ser custodiado por Corponor y por la Policía Ambiental. Ya no puede volver a su hogar porque los cazadores quieren su piel. Además, debido al largo tiempo en compañía del hombre y a las heridas ya no puede cazar ni vivir solo en su ambiente natural.
Su estancia en los estanques puede ser un indicador de conservación de los ecosistemas. Su destino es vivir para siempre en el Hogar, aislado de otros caimanes.
Una osita consentida a la que le arrebataron su familia
Juanita, es una osa de anteojos que vive lejos de los páramos gélidos donde suele habitar. Llegó a los cuatro meses de edad al Hogar de Paso, luego de quedar huérfana el 8 de mayo de 2004. Aunque al bello animal no le causaron heridas, los seres humanos la sentenciaron a muerte, luego de ejecutar a su madre.
Médicos veterinarios de Corponor la alimentaron con leche como a un bebé, logrando que ahora sea un animal fuerte que pesa unos 130 kilos.
El problema es que Juanita nunca habitará un páramo o vivirá por sí sola en el bosque, pues ya fue improntada (se acostumbró a vivir por sostenimiento del hombre).
Estos animales son dispersores de semillas y protectores de los páramos. Habitan las zonas altas y el ser humano está invadiendo sus territorios para la siembra de cultivos. Se han visto especímenes en la reserva natural de Sisavita, en Silos, por Ragonvalia y Herrán, entre otros sitios. El estado de conservación de la especie es crítico.
Un puma muy simpático y solitario
Nico, es un puma que fue capturado por funcionarios de Corponor el 13 de abril de 2013, cuando se encontraba acorralado por un pequeño perro en el patio de una vivienda en el barrio Magdalena.
Es muy tímido, cuando ve extraños ruge. Según Hugo Alexander Velasco, quien tiene 18 años atendiendo a la fauna silvestre en Corponor, cuando la comunidad lo llamó creyó que se trataba de un tigrillo, pero al ver al animal quedó sorprendido, pues son pocos los avistamientos de este felino.
La especie está siendo desplazada de su hábitat por la caza furtiva de guartinajas, venados y otras de sus presas, haciendo que Nico llegara hasta Cúcuta buscando alimento.
Según los profesionales de Corponor, el felino no puede tener contacto con los humanos, ante esto la recomendación es el sacrificio. No obstante, se optó por mantenerlo en el Hogar de Paso para fines educativos y de conservación.
Un mono araña nacido en cautiverio
Tamiflú, es un mono araña hembra que nació en el Hogar de paso. En su caso nunca podrá ser introducida a su hábitat natural en el Catatumbo o en la Orinoquía. Es hija de 'Juancho' y 'La Vieja', dos monos arañas que habían sido domesticados, pero que debido a su agresividad en época de desarrollo fueron devueltos a las autoridades.
Se llama Tamiflú en honor a la medicina con la que se trataba el virus H1N1. Comen cocos, papayas y otros frutos de cosecha. Los seres humanos han afectado su hábitat tumbando los árboles donde permanecen. También son capturados para domesticarlos.
El Ministerio de Salud prefiere no devolverlos a la selva luego de su contacto con el ser humano para evitar propagación de enfermedades.
Aunque tienen una isla, los capuchinos extrañan la selva
Capuchinos o monos 'cariblanco', otra especie que también vivirá hasta su muerte en el Hogar de Paso. Aunque hay algunos programas que quieren reincorporarlos, actualmente las autoridades les buscan hogar en el departamento.
El problema es que hay personas que los cazan o los capturan para venderlos en las carreteras o en las plazas de mercado como mascotas. Estos primates son agresivos en su etapa de madurez sexual y pueden ser transmisores de enfermedades. Es mejor dejarlos en la selva.