A la 1 de la tarde termina la jornada escolar en el corregimiento Las Mercedes de Sardinata. Antes de pensar en el almuerzo, los estudiantes corren para sus casas a resguardarse de las balas. El grupo ‘Los pelusos’ impuso un toque de queda que no respeta ni a los menores, y aseguró que terminadas las clases no responderá por la vida de quienes se atrevan a salir a la calle.
El hecho se conoció esta semana durante una jornada de integración para los niños del corregimiento que organizó la Defensoría del Pueblo en alianza con la Gobernación de Norte de Santander.
El defensor del pueblo en el departamento, Jorge Villamizar, dijo que “es lamentable que los menores tengan que salir de clase e ir a esconderse en las casas por el temor a quedar en medio de un hostigamiento”.
El rector del colegio Monseñor Sarmiento Peralta, Rolando Mendoza Ortiz, manifestó que la zozobra en la que viven los menores ha afectado el rendimiento académico, y que la mayoría de ellos presenta problemas de salud mental. “En las noches, no pueden conciliar el sueño, y ante cualquier ruido salen corriendo para no morir en un enfrentamiento”.
De acuerdo con Mendoza, el comportamiento con los compañeros es agresivo, y todo ello es prueba de las afectaciones sicológicas que tienen los niños. La situación de orden público y las décadas que han tenido que soportar también han frustrado los sueños de profesores, padres de familia y comunidad en general.
“Los fines de semana, los papás prefieren llevarse a los niños para las zonas rurales, para evitar que estén en las calles donde por el toque de queda no pueden estar libres y tranquilos”.
Hace 19 años, cuando arreciaron los ataques contra el corregimiento, diferentes actores armados han hecho presencia en la zona. Los niños no han quedado fuera del conflicto y las ráfagas de fusiles han impactado los salones, los techos, la fachada, la cancha y diferentes áreas del colegio Monseñor Sarmiento Peralta.
La infraestructura está llena de agujeros y para los niños cada disparo es sinónimo de la crueldad que han presenciado. Los menores se sienten prisioneros de la guerra.
Risas temerosas
Esta semana, 500 niños del corregimiento vivieron un día diferente y por varias horas cambiaron su rostro temeroso por una sonrisa.
Un grupo de payasos les hicieron reír a carcajadas y recreacionistas los pusieron a hacer dinámicas. Al final de la integración los pequeños recibieron obsequios.
El objetivo de la jornada lúdica fue contrarrestar el efecto que la violencia produce en la población. De acuerdo con el rector Mendoza Ortiz, “la comunidad de Las Mercedes es vulnerable y poco visitada por los organismos estatales”.
Edinsson Figueroa | La Opinión