Imágenes del video: Edinsson Figueroa
Si hoy ocurriera la erupción del Nevado del Ruiz, la niña Omayra Sánchez no moriría; el equipo de búsqueda y rescate del grupo Csar de la aviación del Ejército, la salvaría”, así resume la capacidad y profesionalismo de este equipo su fundador, el coronel César Rolón.
La conclusión surgió a raíz de un simulacro que se adelantó en 2014 junto a la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, en el que se recreó la escena de Sánchez (murió en medio de los escombros), quien esta vez sí logró ‘ser rescatada’ por el grupo Csar.
La estrategia que sirvió para medir la capacidad de estos cien hombres, entrenados y capacitados para salvar la vida de cualquier víctima, superó las expectativas.
Lograr contrarrestar una catástrofe como la que se vivió en Armero en noviembre de 1985, se convirtió en un referente de excelencia para esta unidad militar.
Atender la llamada de auxilio para evacuar soldados heridos en combate y no dejar ni uno solo de estos en el campo de guerra, es una de las misiones del soldado Csar.
Actuar en la hora sagrada, aquella que pasa después de que un compañero resulta herido, es lo primordial para salvar la vida de la víctima en medio del combate.
El equipo de rescate está compuesto por cuatro hombres, expertos para actuar, combatir y salvar a su ‘lanza’.
El jefe del equipo de rescate se encarga de todos los procedimientos en la areonave o en el medio de transporte que se movilice.
El enfermero militar es un soldado con un nivel superior de entrenamiento médico que se dedica única y exclusivamente a la atención de la víctima.
El rescatista militar está encargado de la seguridad del equipo, para que cada uno actúe bajo sus funciones.
La cuarta persona es el coordinador, quien determina qué tipo de atención requiere la víctima que se va a rescatar y que está normalmente en tierra reportando la situación.
Desde que se implementó ese sistema de operación en el grupo Csar, se logró evitar que el 50 por ciento de los heridos murieran por falta de atención inmediata.
En 2013 se salvó la vida de 380 soldados que fueron rescatados de manera eficaz y atendidos con los protocolos médicos necesarios para manejar cualquier trauma que se registre. Esto logró que el grupo de búsqueda y rescate recibiera reconocimiento internacional.
En Norte de Santander, en 2015, el grupo Csar actuó en al menos 90 ocasiones, logrando evacuar policías y soldados heridos en campo de combate, así como en jornadas humanitarias, en las que se le presta el apoyo a la población civil. En el país van 18 mil evacuaciones.
“El equipo está disponible si se presenta una inundación, un incendio, o cualquier catástrofe, todo en beneficio de la comunidad”, dijo el militar.
Desde el Batallón de Movilidad y Maniobra de Aviación II (Bmma), con sede en Norte de Santander, se planean todas las operaciones de rescate.
No obstante, una de las situaciones que resalta el líder de este equipo militar es que la misión primordial es salvarle la vida a cualquier víctima, así sea la de un enemigo.
“Hemos tenido casos en los que uno de los enemigos resulta herido, en ese momento el miembro del equipo de rescate que está combatiendo se olvida que minutos antes ese hombre lo quería matar y le presta la atención médica”, dijo Rolón.
Según los oficiales del Ejército, el valor y la confianza que genera el grupo de rescate, en los soldados que cada día combaten a los grupos armados ilegales, especialmente en la zona del Catatumbo, juega un papel determinante para el cumplimiento de las misiones.
“Los soldados salen confiados de que hay un grupo especializado que está dispuesto a arriesgar su vida para salvar la de ellos; saben que si algo les pasa en el terreno de combate, van a ser atendidos por sus compañeros”, aseguró un alto oficial.
El entrenamiento especializado de este equipo, compuesto por las mejores unidades militares, dura tres meses en la base militar de Tolemaida, para actuar en tierra, agua y aire. Los soldados de la Fuerza de Tarea Vulcano, de la Segunda División del Ejército, garantizan la seguridad en Norte de Santander con el constante apoyo de este grupo de rescate.
‘El único afán era salvarle la vida’
El pasado domingo 13 de marzo, cuatro policías murieron tras accidentarse el helicóptero en el que viajaban hacia San Calixto (Norte de Santander) para rescatar al patrullero Franklin Contreras, quien resultó herido en medio de un ataque del Ejército de Liberación Nacional (Eln).
El capitán José Antonio Ramírez Ayala, el subintendente David Orjuela Urrego, el subintendente Eulicer Torres Aguilar y la teniente Claudia del Pilar Mejía Varón, murieron en el siniestro.
Sin embargo, miembros del grupo Csar lograron entrar a la zona donde estaba el patrullero herido y evacuarlo.
“Aseguramos la parte donde estaba el herido, le brindamos los primeros auxilios con el enfermero de combate, y tuvimos que improsivar un helipuerto para que entrara el helicóptero”, dijo el sargento Jesús David Cardona, quien lideró la operación de rescate en San Calixto.
Cardona lamenta que sus “compañeros de lucha”, como los llamó, murieran en medio de la operación.
“Estábamos esperándolos a ellos pero lastimosamente no pudieron llegar; por eso llegó el grupo Csar”, dijo.
Su voz se torna agitada al recordar el momento en que vio al patrullero de la Policía herido y quería sacarlo del lugar para salvarle la vida.
“No sé si fueron 15 o 20 minutos, lo cierto es que se sintió como un siglo, porque el único afán era salvarle la vida a mi compañero”, dijo el suboficial, adscrito a la Trigésima Brigada del Ejército.
Cardona espera salir de permiso en los próximos días, no sin antes recibir la medalla Fe en la Causa, que le entregará el Ejército por su labor.
Andrés González | La Opinión