“Fue gracias a la profe Maritza que yo logré sacar muchas veces buenas notas”, asegura José Alcides Camargo, 13 años. “Ella era muy buena enseñando y tenía paciencia”, continúa, mientras observa un mural callejero que tiene el rostro de la valiosa mujer.
Es así como los niños del barrio Juana Rangel de Cuéllar recuerdan a Maritza Angulo, quien junto a su esposo Fredy Maldonado, hace seis años, fundaron en este humilde barrio la bibliocasa Enseñando a Compartir, un lugar en donde los niños pueden hacer sus tareas y también tienen espacio para jugar.
Al ver el mural que hicieron en su homenaje, Iván Santiago Mendoza, 11, recuerda lo comprometida que era la ‘profe Maritza’, como la conocían todos en el barrio, para ayudarles con sus tareas. “Si no encontraba las cosas en los libros, recurría al computador, pero siempre nos ayudaba”, cuenta el pequeño.
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Y es que hace un poco más de un mes, la profe Maritza murió, una noticia que entristeció no solo a su familia sino a todo el barrio. Angulo se había convertido en un personaje, una mujer que fue feliz enseñando a los demás. Y es por eso que a todos les encantó que su imagen fuera plasmada en un gran mural.
Hoy, en una pared de una casa en la calle 14 con 27, del barrio Juana Rangel de Cuellar, se ve la imagen de mujer.
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“Se ve muy bonita, así era ella”, dice nostálgico Wilson Dueñas, otro de los pequeños a los que la ‘profe Maritza’ enseñó.
José Durán, dueño de la casa donde se hizo un mural, dijo que esta es una forma de recordarla por la labor tan bonita de enseñar a los pobres a cambio de nada.
Fueron los integrantes de la Agrupación 5ta con 5ta Crew, quienes junto a la comunidad tuvieron esta iniciativa.
Jorge Enrique Botello, representante de la agrupación 5ta con 5ta Crew, dijo que esta es una forma de hacerle un reconocimiento a la labor de Angulo a través del arte. Conocemos la labor que hizo y que su familia continúa.
Hace 15 días, Maldonado dio la noticia de que la bibliocasa continúa con sus puertas abiertas para todos los niños del barrio que quieran hacer uso de ella, y dijo que aunque es difícil reemplazar el trabajo que hacía su esposa, en su memoria se debe seguir con esta labor educativa.
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“El conocimiento no sirve de nada si no se comparte”, dice el mural y según la comunidad y los niños, esta es una frase que refleja a Maritza, pues fue una mujer que no se guardó nada, sino que por el contrario entregó todo su conocimiento a cambio de un gracias y una sonrisa de sus niños.