A Luis Vega no le importó caminar dos horas diarias bajo el sol durante mes y medio, lo único que le interesaba era aprender, y para esto estaba dispuesto a quemarse y hasta aguantar sed.
Vega es víctima del conflicto en Norte de Santander, una de las miles de personas que buscan una nueva oportunidad en Colombia.
Por eso, se dirigió al Sena para empezar un curso que lo ayudara a aprender un arte y de esta manera llevar el sustento a su familia.
"Yo sabía manejar una máquina de coser, porque he trabajado en eso, pero de marroquinería no sabía nada, ahora soy un experto haciendo bolsos, morrales y cosmetiqueras", dijo emocionado.
"Vivo en el barrio Chapinero y me tocó muchas veces venirme a pie, salía a la 1 de la tarde de mi casa para estar aquí en la escuela Don Bosco de Gaitán a las 2 de la tarde, pero todo lo hacía porque mi intención era aprender algo nuevo. Gracias a Dios y a una compañera que me daba la 'colita' me pude ahorrar algunas caminatas", contó Vega.
A su lado y con una gran sonrisa estaba sentada Blanca Carvajal, quien también se graduaba del curso de marroquinería.
"Yo no tenía ni idea de cómo se manejaba una máquina, jamás en mi vida me imaginé aprender algo relacionado con la costura, y por eso hoy me siento orgullosa de haber terminado este curso que nos dictaron, es una nueva oportunidad", manifestó Carvajal minutos antes de graduarse.
Ellos hacen parte de las 16 víctimas que se graduaron en marroquinería gracias a un convenio que hizo la Secretaría de Posconflicto, junto a la Alcaldía de Cúcuta y el Sena.
En lo corrido del año han dictado cursos de corte de cabello y cepillado, marroquinería, adornos navideños, emprendimiento, servicio al cliente, ventas y mercadeo, en los cuales se han capacitado 808 personas en condición de vulnerabilidad o que han sido víctimas del conflicto armado, según informó la secretaria de Posconflicto, Omaira González.