Sobre sus hombros lleva más que el peso de sus 62 años de vida o sus 40 trabajando con productos ferreteros, carga con una tarea que asumió desde hace ocho años cuando vio la necesidad en un hermano con dificultad para moverse: la de intentar mejorar la calidad de vida de aquellos que necesitan un apoyo para caminar o movilizarse.
El cucuteño Jorge Enrique Moncada, quien tiene su fábrica de curvas en material policloruro de vinilo (PVC) para almacenes eléctricos, vio en su trabajo la manera de ayudar a quienes tienen alguna discapacidad y requieren de algún bastón, caminador o silla de ruedas.
Su taller Tito PVC, montado en su casa y adonde no entran particulares, es también el lugar en el que elabora estos implementos bajo su Fundación Armando Sonrisas con PVC (Fundascopvc). A pesar de que no es ortopedista, su anhelo de cambiar o mejorar la calidad de vida de los demás es el motor que lo impulsa a mantener esta labor social.
“La idea surgió luego de que fui a visitar a un hermano que estaba enfermo y lo encontré usando un palo de escoba como bastón. Entonces dije: ¿cómo es que mi hermano tiene de bastón un palo? Elaboré dos bastones con tubos PVC, se los llevé y le gustaron; de ahí empezamos con esto”.
Acostumbrado a levantarse a las 4:00 de la mañana para comenzar a trabajar, encendía de una vez el radio para escuchar la emisora de la Policía Nacional. Al oír a muchos que llamaban al medio pidiendo colaboración para conseguir un bastón, unas muletas o un caminador, se ofreció a donar algunos bastones.
(Esta labor social comenzó hace ocho años y desde entonces ha entregado 10 mil bastones, 2 mil pares de muletas, 2 mil caminadores y varias sillas de ruedas.)
“Esa obra la empecé con la gerente de la emisora, mi sargento Rocío Yara Álvarez y el locutor Alfonso Ortiz. Después empezamos a construir sillas de ruedas y muletas, el bastón canadiense y bastones para invidentes. En una oportunidad, los 25 bastones que llevé duraron un solo día en la radio”, recordó Moncada.
Después de ocho años armando sonrisas, las cifras de la dotación entregada hablan de la acogida que ha tenido el trabajo altruista de Jorge Moncada, de su esposa Irma Portilla, su cuñado Neftalí Portilla y sus nietas, que terminaron siendo sus ayudantes. Lleva casi 10 mil bastones donados, 2 mil pares de muletas y 2 mil caminadores, así como varias sillas de ruedas, que son las que más esfuerzo requieren.
“Hay gente que necesita y no tiene dinero. A ellos les piden 45 mil pesos por un bastón, pero aquí nosotros se los regalamos; un par de muletas cuesta entre 100 mil y 120 mil, un caminador vale alrededor de 200 mil y las sillas de ruedas son más costosas. A quien vemos que se le puede cobrar lo de los materiales, pues lo hacemos”, agregó.
Labor social sin fronteras
Los implementos de la Fundación Armando Sonrisas con PVC no solo han mejorado la vida de quienes habitan Norte de Santander, pues gracias a las gestiones de la sargento Yara, estos han llegado a personas con discapacidad en Bucaramanga, Ibagué, Pereira y Bogotá. En la región, han sido donados, además de Cúcuta, en Pamplona, Santiago, Cucutilla, entre otros municipios.
“En un día hacemos 500 bastones o podemos elaborar 30 pares de muletas o 30 caminadores… También hacemos caminadores para los perritos, lo único que pido es que le tomen las medidas a la mascota y me las den”, afirmó Jorge Moncada.
(Jorge Moncada cuenta con el apoyo de su cuñado Neftalí Portilla (en la foto), su esposa Irma Portilla y sus dos nietas en la labor de la fundación.)
No recibe ayuda de ningún mandatario gubernamental, pero sí cuenta con muchos benefactores a quienes les agradece aportar ese granito de arena: Cecilia Medina, Liz Marina Mendoza, Eléctricos Armotek, Intereléctricos, Yuri Manrique, Álvaro Ureña y Amarildo García, funcionarios del Instituto de Fomento y Desarrollo Regional (Ifinorte).
“Las ayudas son pequeñas, pero muy buenas”, recalcó Moncada. Resaltó que además de los tubos de PVC recicla los cilindros de los toner o cartuchos de equipos de computación, para la elaboración de los bastones.
Manifestó que en su taller siempre hay disponibles entre 100 y 200 bastones, para proporcionárselos de inmediato a quien llegue a solicitarlos. A veces, algún líder comunal toca a su puerta buscando estas ayudas para sus vecinos; cuando le hacen solicitudes grandes solo pide la plata necesaria para costear los materiales.
Este hombre se siente tan satisfecho de la labor que desarrolla, que solo pide a Dios fuerzas para mantenerla, espera que el último bastón que haga sea el suyo y se siente seguro de que Fundascopvc se mantendrá aunque no esté presente, pues una de sus pequeñas nietas ha expresado su deseo de continuar con esta iniciativa.
Otras iniciativas con PVC en Colombia
Así como el cucuteño Jorge Enrique Moncada, otros emprendedores han encontrado en el PVC la forma de impulsar iniciativas que satisfagan alguna necesidad.
1. Microaspersores de paz
Un grupo de colombianos, brasileños y venezolanos, liderados por dos jóvenes desplazados por la violencia, crearon un sistema de microaspersores de bajo costo, desarmables y fáciles de transportar con tubos de PVC y material reciclado.
Según un informe publicado por el portal www.france24.com, estas herramientas están diseñadas para regar 96 metros cuadrados al tiempo y utilizar menos cantidad de agua que otros sistemas de aspersión. El prototipo del proyecto, que fue realizado en la finca ‘Las Mangas’, en el municipio de Chachagüí, Nariño, busca más eficiencia en el campo.
2. Al Ritmo de la Basura
Un grupo de jóvenes de Pereira, interesados en la protección del medio ambiente, idearon un proyecto que mezcla la música con el reciclaje. Construyeron instrumentos musicales a partir de elementos reutilizables. Entre esos usaron tubos PVC, con los cuales fabricaron la ‘tuborimba’ (una especie de marimba).
También fabricaron un ‘cortinófono, con tubos de cortina; un ‘canecófono’, con canecas de pintura; un ‘gui-tarro’, hecho con tarros de pegamento y partes de una guitarra desechada; y una percusión menor, con palos de escoba, tapas de gaseosa y botellas.
3. Music Trash
Bajo la misma idea de aprovechar los desechos reciclables para la música y a la vez cuidar la naturaleza, María Manuela Sánchez Gutiérrez, de 16 años y estudiante de primer semestre de Ingeniería Industrial, elaboró con restos de PVC un violín. Para eso, también usó cartón o poliestileno, popularmente conocido como icopor.
Según el diario El Tiempo, a la pereirana le surgió la idea de crear junto a su familia la empresa Music Trash, fabricante de instrumentos musicales con materiales reutilizables y llegar con ellos a comunidades vulnerables de escasos recursos económicos.
Fotos: Mario Caicedo
