Este año el Festival Internacional de Cuenteros llegó a su novena versión y con una nómina de lujo cierra este viernes sus veladas culturales. Los narradores han alegrado con sus historias y a destacar está la asistencia de público, formado durante casi una década.
“Nuevamente llegamos a los jóvenes y para los habitantes del departamento y sobretodo de Cúcuta, la cuentería se convirtió en parte de sus actividades favoritas. La convocatoria la lanzamos por redes y llegan familias completas a cada gala”, dijo Leonardo Arias Pérez, director de proyectos de la Fundación para el Desarrollo de Norte de Santander (Funpronor).
La organización tiene nueve años organizando el Festival y de acuerdo con Arias, “estamos convencidos de que fomentar la cultura permite hacer cambios en el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades”.
Para hoy, en el cierre del Festival, se tiene programada una presentación a las 7 de la noche en la zona contigua al puente de guadua, en El Malecón, en una alianza de Funpronor con las veladas culturales de Aguas Kpital.
A continuación les damos a conocer a los cuenteros participantes que con divertidas historias alegran a los cucuteños.
Édgar Ojeda, de Venezuela
Con guitarra en mano narró para niños:
Había una vez una bruja horrible que estaba buscando a un príncipe para convertirlo en sapo. Él, le dijo que era de segunda clase y ella con un solo movimiento de dedo lo transformó. Era el verdadero sapo y un día le habló a su princesa. Ella, asustada creyó lo ocurrido, lloró, lo tomó de las patas para darle un beso y desde ese día, quedó convertida en rana.
Edel Arriagada, de Chile
Este festival es para mí una experiencia única, contando en espacios novedosos y les voy a regalar un cuentito pequeño:
“Uno le dijo a dos que estaba aburrido de ser uno, la pasaba mal y estaba solito; entonces dos lo invitó a vivir juntos, pero no resultó: tres no es un buen número para hacer pareja”.
Mario Prada Vallejo, de Norte de Santander
Fue el ganador del Concurso Departamental de Cuenteros y ganó el cupo para el Festival Internacional. Su historia:
“Milo, que era un chulo muy conversador, dijo: oye, ten cuidado con esa muchacha que está bajo el maleficio de un duende muyyyyy malo”.
Mauricio Patiño, de Medellín.
Participa por segunda ocasión en el Festival y dijo que se encuentra con una ciudad hermosa, donde hay un público en crecimiento. Sus historias son de viajes, viajeros, gitanos y tradiciones africanas. Él, regaló este minicuento:
“Y volaron las dos torres, y los caballos y los alfiles y los peones… todo, con tal de proteger al rey”.
Jota Villaza, cuentero de Medellín
Él, es el director artístico de la Corporación Viva Palabra y a Cúcuta trajo cuentos folclóricos y tradicionales, de esos que echaban los viejos en los pueblos. Una de sus historias es:
“La niña más linda de allá de mi pueblo, de Papayal, se llamaba Rosa ‘María del Carmen del Perpetuo Socorro de Santo Tomás de Tolentino de los Ángeles de Todos los Santos y otras Yerbas Amargas’. Hay, es que ustedes saben cómo hacen en los pueblos para bautizar a los niños y les ponen unos nombres que el bautizo parece una venganza. Le decíamos rosita a secas, menos un niño de la escuela que le decía clavel. Cuando ella preguntó porque le decía así: él achantado agachó la mirada y le dijo, es que usted para mí no tiene espinas”.
Kanel Zouaoui, de Francia
Tengo doble cultura, doble nacionalidad porque mis padres vinieron de Argelia y nací en Francia. Representó dos continentes, por primera vez en Colombia y Cúcuta, me encanta por estar en frontera, un punto de encuentro de la gente, de viajeros y mi vida como cuentero es así. Cuenta cuentos del exilio y del patrimonio del mundo árabe.
Roberto Eugenio Espinal Condori, de La Paz (Bolivia)
Cúcuta es una ciudad muy caliente, en la Paz la temperatura más alta es de 20 grados. Muy feliz de estar acá, público bello y vengo contando historias de mi pueblo, como esta:
“El anticucho es un plato de La Paz, en Bolivia y se prepara con corazón. Esta es la historia de un hombre que fue atrapado y los policías empezaron a decirle: por qué la mataste, y él decía que por amarla. ¡Solo por eso!, gritaban los policías y él dijo: Si, ella me entregó su corazón. Ah… y eso es motivo para matarla, si dijo él, es que a mí me gusta el anticucho”.
Jaime De Avila, de Malambo (Atlántico)
La gente de Cúcuta es caribeña, con tanta alegría que se siente uno como en casa. Para ellos:
“Cucu cucu, cantaba la rana, cucu cucu debajo del agua; bueno esta no es la historia de una rana sino de un sapo, tragado, enamorado… de la pata blanca. Todo el mundo le decía que ella jamás se enamoraría de él, y el sapo se propuso regalarle la luna y saltó tan alto que tocaba las nubes. Ahí, llamaron a la pata y le dijeron que el sapo le iba a regalar la luna, ella dijo: yo lo quiero como es, no hace falta nada. Ni el grito de ella lo detuvo y se perdió en las estrellas y desde ese día, en Malambo, una pata espera en la ciénaga del Magdalena a que su amado baje del cielo.
Luis Felipe Rodríguez, de Malagana (Bolívar)
“Y ese día en que yo me muera, no quiero que me den rezos, si después de mi deceso sigo siendo calavera, la mujer que a mí me quiera, muestre su amor efectivo antes que yo haga mi arribo al puerto no sé de donde, como el muerto no responde quiero que me quieran vivo”.
Así enamoraba mi papá a mi mamá y nací yo. En mi pueblo la gente pasa feliz y estoy complacido de estar en el festival, con un público receptivo a historias de mi propia autoría.
Juan Camilo Hoyos Roldán, de Medellín
Un narrador joven y talentoso que narra cómo se inició en este bello oficio así:
“Una vez vi a un cuentero mover las orejas de 40 niños con palabras de montaña, y el verbo cuento, el adjetivo hermano explotaron dentro de mí. Me comí el cuento, me lo tragué enterito y me hice río de palabras…”.
Silvia Cajahuanca, de Perú
Estoy privilegiada de compartir con grandes narradores y visito una hermosa ciudad en la que me gustaría quedarme. Ella preparó comida peruana y gustó entre sus compañeros.
