Aunque se habla de terminación de una parte del conflicto armado, y hay un registro de 723 víctimas de violencia sexual por la guerra en Norte de Santander, este delito no para en la región, según dijo la secretaria departamental de la Mujer, María Eugenia Riascos.
A diario, se presentan casos de este tipo relacionados con el conflicto armado, pero permanecen invisibles debido al temor de denunciar y exponer las situaciones.
“Ellas guardan sus situaciones como un secreto, pero procuramos motivarlas para que denuncien”, declaró Riascos. “Tenemos casos de asociaciones de mujeres, con hasta 12 víctimas de violencia sexual”.
En la secretaría se ha facilitado la atención psicosocial a estas víctimas, y con el acompañamiento del equipo jurídico se han denunciado casos puntuales.
Una de las situaciones más preocupantes para la dependencia es la presencia de paramilitares en la región, que cometen y han cometido violaciones contra mujeres.
Para Riascos, pese al desescalamiento del conflicto, no solo sigue el temor por la guerra, sino que la existencia de paramilitares “no se puede desconocer, especialmente en la zona de Catatumbo”:
Aunque reconoció que a la dependencia no han llegado casos recientes por estos grupos armados, aseveró que se tiene conocimiento de que siguen ocurriendo.
Por su parte, María Oliva Suárez, delegada de la Unidad de Víctimas, explicó que desde esta entidad también se da asesoría a las mujeres víctimas del delito, y señaló que ya se han efectuado talleres con mujeres de Ocaña, El Tarra, Tibú, Cúcuta, Villa del Rosario, Los Patios y El Zulia.
Según la Defensoría del pueblo, en la frontera hay un alto riesgo para las mujeres, por las economías ilegales, y otros delitos como la trata de personas con fines de explotación laboral.