El arte como herramienta para la construcción de memoria histórica, dio excelentes resultados en el Museo Norte de Santander y Ciudad de Cúcuta. Desde la institución, con el apoyo de la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero y el programa ProPaz de GIZ, se trabajó con la comunidad afrodescendiente desplazada del Pacífico y el Caribe, residente en el municipio de Los Patios.
Con ellos se trabajaron encuentros desde octubre del año pasado, buscando reconstruir la memoria y enfrentarlos a la realidad luego del desplazamiento.
De acuerdo con la curadora del Museo, Susana Quintero, las actividades se cumplieron en el marco del proyecto ‘Aquí y ahora. Memoria histórica y reconstrucción vital’.
“Se escogieron comunidades para hacer intervenciones y desde el arte construir un archivo oral de memoria, fortaleciendo las capacidades de los participantes, visibilizando la cultura y reconstruyendo vínculos de confianza tras décadas de violencia”.
Una de las comunidades escogidas fue la población afrodescendiente, que hace cinco años formaron en Los Patios la asociación ‘Ser negro es más sabroso’, el título que le pusieron a una muestra fotográfica inaugurada en el Museo Norte de Santander y Ciudad de Cúcuta, la cual se podrá apreciar por dos meses.
Aventura musical y gastronómica
Para llegar a la muestra fotográfica, los 25 participantes de los talleres trabajaron con la maestra en bellas artes Grecia Quintero.
“A modo de laboratorio se planteó la intervención, para que fuera una construcción colectiva. Se marcaron líneas de acción, ejercicios corporales y musicales, para ayudarles en el proceso”, dijo Quintero.
La parte musical fue guiada por René Ortega y el encargado de documentar gráficamente el proceso fue Javier S’guerra. El equipo también lo integró la historiadora Yaqueline Gómez Mantilla.
“La primera parte fue trabajo corporal, con ejercicios de resistencia y confrontación que les permitió enfrentar los miedos que traían, por los sucesos violentos por los cuales se desplazaron. La meta era luchar contra esos recuerdos dolorosos y ganarles, superarlos”, dijo Quintero.
Como parte del trabajo compusieron una canción y un performance. De acuerdo con Quintero, ellos tienen una conexión fuerte con el agua, el mar y el río. “En cada encuentro expresaban su anhelo por volver a estar en el agua, afirmaban que acá tenían al río Pamplonita, pero no era igual por tanto está seco y allá podían navegar y hasta vivir en el río”.
Por ello, Quintero les propuso hacer una canción y un performance, para luego ir al río Pamplonita, cantar y actuar, como hecho simbólico para enviarle un mensaje al lugar donde nacieron.
“Es una canción sentida, con letra y música de ellos. Al principio es un lamento y luego se transforma en algo alegre”.
La integrante de la Asociación, Yenifer Samira García Castillo, dijo que con la canción enviaron un mensaje de añoranza al territorio, del que salieron desplazados por el conflicto armado”.
Para ella, lo más satisfactorio de todo el proceso fue darle vida a la multiculturalidad y a lo ancestral, a la realidad que viven en el departamento. “El arte reivindicó el derecho del pueblo negro y palenquero”.
La Asociación está conformada por 256 familias y con el grupo seleccionado para los talleres, Quintero también exploró rasgos culturales como el significado que tienen los peinados, especialmente las trenzas.
Producto de todo ese trabajo de memoria, la experiencia fue reunida en una muestra fotográfica, la cual permanece abierta al público en el Museo Norte de Santander y Ciudad de Cúcuta. Las imágenes fueron tomadas por S’guerra y seleccionadas junto con los participantes.
“En el río también preparamos un pusandao (sancocho blanco), para generar lazos de unidad. Ellos se entregaron de tal forma que hoy por hoy nos sentimos parte de su familia”, concluyó Quintero.