Desde el lunes en la noche, cientos de personas se encuentran apostadas a lado y lado de la frontera entre Colombia y Venezuela, esperanzados en una parcial apertura que les permita volver a sus lugares de origen.
Algunos se atrevieron a exigir a las autoridades el paso, pero este fue negado rotundamente. Desde el puente internacional Simón Bolívar se registran caras de impotencia, algunos se quedaron con maletas y permanecen inmóviles esperando algún cambio en el paso fronterizo.
La situación de tristeza para unos, se convirtió en oportunidad para otros, pues unos vendedores informales aprovecharon el momento para ofrecer agua y alimentos en la jornada es calurosa.
Aunque venezolanos y colombianos esperan una solución, la realidad es otra. Por ahora, el cierre se prolongará hasta el jueves según lo anunciado por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.