Judith Contreras, madre de Jaider Eduardo Contreras, de 17 años, no está totalmente convencida de que la muerte de su hijo, quien recibió un disparo en la cabeza, se produjo en medio de un juego manipulando un revólver con un compañero de trabajo.
El adolescente permaneció algunas horas en el Hospital Universitario Erasmo Meoz, donde finalmente falleció por la gravedad de la herida sufrida, según las autoridades, en medio de un juego peligroso que inició con su amigo, en la mañana del jueves.
Contreras recibió el impacto cuando junto a su amigo, con el que trabajaba ayudando a descargar y a cargar mercancía en una bodega del galpón A en la Central de Abastos (Cenabastos), empezaron a manipular el arma calibre 38 milímetros. “Yo quiero mirar los videos y que se aclare realmente su muerte, porque la primera versión es que ellos se estaban tomando una foto posando con el arma, pero hay otra versión que indica que ellos estaban forcejeando con esa arma y es la parte que no se entiende”, dijo la adolorida mujer.
Agregó, que les surgen otros interrogantes, uno el porqué “escondieron el arma, que debió dejarse quieta en el sitio de los hechos.
Sin embargo, la habrían metido detrás de unos bultos”.
Además, “se trata de un revólver y hasta donde tenemos entendido a ese tipo de armas si no se le sube el martillo o se tira del gatillo no se dispara sola, por lo que pensamos que quien lo hizo tuvo que montar el revólver y apretar para pegarle el tiro a mi hijo, que fue en la cabeza.
Nos tienen que mostrar los videos de las cámaras que estaban adentro, porque solo se conoce un video de la parte externa, donde curiosamente se ve a quien le disparó que saca a mi hijo herido del local y lo vuelve a entrar y eso lo repite dos veces. Todas esas cosas nos parecen muy extrañas y no descartamos que se trató de una pelea entre ellos”.
La muerte de Jaider Eduardo se produjo el jueves hacia las 9:00 de la noche, destrozando el corazón de una desconsolada madre y de los cinco hermanos que le sobreviven.
La noticia
La mamá se enteró de lo ocurrido cuando la llamaron y le dijeron que se fuera urgente a llevarle la tarjeta de identidad a Jaider que estaba en el hospital.
Una vez en ese lugar le imploró a los médicos que la dejaran verlo, pero le contestaron que no era posible porque esperaban su evolución tras la cirugía a que fue sometido.
Cuando por fin logró entrar pudo ver que respiraba muy lento y con dificultad y el médico le explicó que tenía la tensión muy baja y que su estado era crítico, porque la bala se le alojó en el cerebro.“Era un pelado muy sano, no salía de la casa, no tenía malas juntas y siempre fue muy responsable con los estudios.
Ese día no quería ir a trabajar según le contó a un tío, manifestando que estaba enfermo, pero que en definitiva iba a presentarse para que no le descontaran el día y además porque podía perder el trabajo”, recordó la mamá.
Ella que fue desplazada de La Gabarra, en 2002, dijo que tiene una pequeña tienda y Jaider le había prometido que la iba a ayudar para que pudiera montar un supermercado, que se iba a llamar Judith. Con lo ganado en no más de dos meses de estar trabajando el adolescente le ayudó a comprar un estante y surtido para el pequeño negocio.
El sábado en la mañana, frente al Instituto Colombiano de Medicina Legal Judith Contreras y su esposo esperaban a que les entregaran el cuerpo de Jaider para llevarlo a la casa de un hermano en el barrio 13 de Mayo para ser velado y hoy le darán sepultura en el Cementerio Central de Cúcuta.
En medio del llanto la mujer habló de las aspiraciones que tenía su hijo lamentándose por su temprana partida: “Todo el que piensa en grande y es bueno en la vida se va rápido”, expresó.
Jaider Eduardo, quien el 4 de diciembre de 2019 cumplió 17 años, estaba matriculado en el sector Los Mangos del corregimiento Carmen de Tonchalá, para validar el grado 11 y convertirse en bachiller porque su meta era ir al Sena “porque decía que tenía que hacer una carrera tecnológica y salir adelante”.