Arley Durán y Elkin Andrés Baes Celis alcanzaron a observar a su victimario cuando se acercaba a la mesa, donde tomaban cerveza. Antes de que el pistolero sacara el arma de la pretina de su pantalón, ambos corrieron, pero solo uno sobrevivió.
El agresor, delgado, vestido con una bermuda, franela y una gorra blanca, se les acercó a pie y tras desenfundar el arma de fuego les disparó en al menos diez oportunidades. El caso sucedió en a las 7:10 de la noche del pasado martes en una tienda, ubicada en la calle 23 con avenida 4 del barrio Ospina Pérez.
Lea además 'El Duende' cae por homicidios
A esa hora, en el establecimiento estaban viendo el partido de fútbol entre las selecciones de Colombia y Argentina y de un momento a otro todo se convirtió en caos. Los clientes tuvieron que vivir doce segundos de angustia y desesperación en medio del ataque a bala.
(Momentos en los que Arley Durán era ingresado al hospital Erasmo Meoz, donde finalmente murió en la noche del martes.)
“Lo único que pensamos fue en salir corriendo y escondernos por miedo a una bala perdida”, dijo una vecina del sector.
Pisteado
Según se conoció, Durán estuvo minutos antes del ataque en la tienda, jugando en una máquina de juegos de azar, se fue y luego regresó para encontrarse con Baes, donde alcanzaron a tomarse dos cervezas cada uno. En ese momento, apareció el homicida.
Le puede interesar Muerte en medio de rumba y descontrol
Durán fue trasladado al policlínico de Atalaya y posteriormente remitido al hospital Erasmo Meoz, donde finalmente murió. Según se conoció, recibió ocho disparos, dos en la cabeza, cuatro en el pecho y dos en un brazo.
Entre tanto, Baes Celis fue impactado dos veces y se recuperaba de las heridas en el hospital.
Grabado
En una cámara de seguridad quedó registrado el momento del crimen y las autoridades analizan las imágenes para identificar al pistolero.
Miembros de la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho) practicaron la inspección y el levantamiento del cadáver. Los familiares de Durán aseguraron que no tenía amenazas y que trabajaba como latonero en un taller de pintura, cerca al lugar del crimen.