Un insólito accidente calcinó en un horno de carbón, a 1.200 grados centígrados, a un humilde trabajador que lo llenaba por la parte superior, luego de que una porción de la estructura del techo colapsara. Más sorprendente fue que nadie se dio cuenta y dos horas después hallaron los restos óseos.
El caso ocurrió, a las 6:00 de la mañana, en una empresa coquizadora de carbón, en la vereda Santa Cecilia, en la vía Cúcuta-San Faustino.
La víctima fue Jairo León Cárdenas, de 52 años, nacido en El Zulia. Su oficio consistía en ir echando carbón con una carretilla a los hornos por unas ventanas en la parte superior.
El hijo de Jairo, de 22 años, quien trabajaba con él, fue el primero en echarlo de menos. Al pasar las horas se fue angustiando por la súbita desaparición de su padre y decidió informarle al administrador de la empresa, quien tuvo la idea de revisar en la cámara de seguridad.
Las imágenes mostraron que Jairo caminaba por el techo de la estructura y de repente se hundió en uno de los hornos que a esa hora ardía por la combustión del carbón en su interior. A una temperatura mucho más alta que un horno crematorio que se calienta entre 800 y 900 grados centígrados para quemar cadáveres y reducirlos a cenizas.
Las aterradoras imágenes captaron el momento exacto en que el trabajador cae y del hueco que se formó tras su caída sale una gruesa columna de humo.
Tras ver el video, la reacción del hijo, el patrón y demás obreros que trabajaban a esa hora fue correr para apagar el horno con las mangueras instaladas para ese propósito, pero nada se pudo hacer.
La muerte fue inmediata, desde el mismo momento en que cayó al ardiente horno de ladrillo, que habría cedido por el paso del tiempo y el calor, dejando como evidencia el hueco por donde cayó León Cárdenas.
Reacción
El accidente fue reportado al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cúcuta que acudieron al lugar y ayudaron a bajar la temperatura del horno y a sacar las cenizas de la víctima.
Unidades de la Fiscalía estuvieron presentes en el lugar y dispusieron el levantamiento de los restos para llevarlos a Medicina Legal, donde practicarán las pruebas de ADN y este miércoles está pendiente la entrega a sus familiares.
El sábado la viuda del trabajador se lamentaba por su partida en el humilde rancho del barrio Simón Bolívar que compartía con Jairo León, manifestando que era una persona muy trabajadora, quien todos los días salía hacia las 4:00 de la mañana a trabajar, regresando en la tarde.
Jairo León tenía tres años de estar trabajando en la empresa donde ocurrió el accidente, pero había laborado muchos años al servicio del papá del actual patrón, como ‘llenador’.
El hijo que en años anteriores había sido el ayudante de Jairo, y tiene dos meses laborando de manera formal para la empresa, se mostró muy afectado por la pérdida de su padre, de quien dijo lo enseñó a trabajar en este oficio y a ser una persona responsable.