Una emprendedora colombiana viajó este lunes a Nueva York para explicar en Naciones Unidas cómo las microfinanzas cambiaron su vida, permitiéndole pasar de alquilar lavadoras por horas a montar su propio taller de ropa y retomar sus estudios.
Jessica Hernández, madre soltera de cuatro hijos, se dedicaba a alquilar lavadoras por horas en Soacha, una localidad vecina a Bogotá, que solía cargar a hombros hasta las casas de sus clientas.
En 2016 solicitó un microcrédito a la Fundación Microfinanzas (FMBBVA), que le permitió comprar una nueva máquina, varios repuestos y aumentar sus ingresos.
(Jessica Hernández habla en la ONU junto a la ministra colombiana ante el organismo, María Emma Mejía. /Foto: Fundación Microfinanzas BBVA)
Pero el andar por las calles le provocó una afección en los pulmones, y Hernández, que ya había devuelto el préstamo y siempre tuvo un espíritu emprendedor, decidió solicitar otro nuevo para montar un pequeño negocio de costura de ropa infantil.
En total, logró dos préstamos de unos 500 dólares en total, que le han permitido impulsar un pequeño taller mientras se prepara para comenzar sus estudios en Confección Industrial.
"A veces cuando una tiene hijos tiene que aplazar las cosas, pero eso no quiere decir que tenga que dejar sus sueños a un lado. Eso no se puede", declaró la emprendedora, que fue la invitada estrella de una jornada sobre desarrollo sostenible que acogió la sala del Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la ONU.
Allí la acompañaron el máximo responsable del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner; el embajador español ante la ONU, Jorge Moragas, y su homóloga colombiana, María Emma Mejía.
También asistió el director general de la Fundación Microfinanzas del BBVA, Javier Flores, así como destacados representantes de Microsoft, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ONU Mujeres.
Jessica explicó la diferencia entre una simple entidad de microcréditos y una institución de microfinanzas, ya que esta última ofrece además asesoramiento y educación financiera, y trabaja para que sus beneficiarios no se endeuden de más.
"Me pareció muy bonito porque al no tener yo una referencia bancaria me hicieron un estado de cuentas con lo que yo ingresaba y gastaba, y a partir de ahí estudiaron cuánto podía pagar mensualmente para poder seguir cubriendo los gastos de mi casa, mi negocio y que me quedara para seguir invirtiendo", dijo.
Como Jessica, muchas otras mujeres sin recursos ven en las microfinanzas una oportunidad para salir de la espiral de pobreza, y en el caso de la Fundación Microfinanzas BBVA las mujeres representan el 60 % de las beneficiarias.
Por su parte, Flores explicó a Efe que "las mujeres emprenden por necesidad, ya que suelen pertenecer a familias desestructuradas en las que el varón las ha abandonado y ellas se hacen cargo de los hijos y los saca adelante".
"Estas mujeres tienen mayor dificultad en el acceso al crédito, ya que no tienen activos, ni historial de crédito, con educación primaria a lo sumo, pero cuentan con tal nivel de compromiso por sacar su familia adelante que cuando emprenden son más solventes y siempre cumplen sus compromisos", añadió el director de la FMBBVA.
A su vez, Steiner subrayó la importancia de las entidades de microfinanzas, al destacar que "el sistema financiero corriente presta a aquellos que ya tienen dinero y que son clientes de poco riesgo" y no a aquellos que no tienen "ni activos, ni avales".
"Es por eso que las microfinanzas son tan importantes", resumió Steiner, que cree que son una herramienta idónea para "no dejar a nadie atrás".
En la actualidad, 2.000 millones de personas, según el Banco Mundial, no tienen acceso al sistema bancario, una cifra alta pero que llegó a ser de 5.000 millones, por lo que Steiner considera que "se ha avanzado" aunque aún "hay muchos que siguen excluidos y que suelen ser siempre los mismos: los más pobres, las pequeñas empresas y las mujeres". EFE