Él, aprendió a descifrar el lenguaje del fuego y afirma que no todas las velas dan los mismos tonos. Tras concebir las imágenes y plasmarlas rosando sutilmente las llamas con las cartulinas, las perfecciona con pinceles, bisturís y plumas de aves.
El trabajo artístico del cucuteño Samir Quintero ha recibido halagos de la crítica. Él se define como artista investigador que transforma temas con la ayuda de diferentes materiales.
El proceso para crear arte con humo de vela se inició hace dos años, cuando sintió la necesidad de explorar nuevas tendencias que le permitieran marcar diferencia en el arte.
Así, surgió el interés por aprovechar el hollín que genera el fuego al estar en contacto con una superficie. Para la época, había fallecido la abuela y él ideó un dibujo para plasmar como los hombres nacen, crecen, se reproducen, mueren y queda la energía que los caracterizó.
“El humo es algo que se puede percibir pero no se puede palpar y genera diferentes sensaciones. Empecé a hacer ejercicios inspirado en dos artistas, de Canadá y de Estados Unidos, quienes con los años han perfeccionado la técnica”.
Ellos, Steven Spazuk y Jim Dingilian, son los referentes de Samir. El primero trabaja los dibujos en movimiento y el segundo los elabora ahumando el interior de botellas de vidrio. “Quise seguir ese camino tomando cosas de ambos, pero sin parecerme a ellos”.
Lo primero que descifró el cucuteño es que no todas las velas dan los mismos tonos de grises y de negros, por ejemplo, las que se prenden el Día de las Velitas dan colores más claros y los cirios más oscuros.
“Los papeles también influyen y entre más gramaje tengan, más grises quedan las pinturas. Una vez terminadas, debía pensar cómo curarlas para que no se desvanecieran, no las podía laquear porque el aerosol las dañaba, entonces decidí ponerles vidrio antireflectivo”.
Con la técnica ha elaborado 10 dibujos. Todos han surgido luego de largos procesos investigativos, pues Samir afirma que no pinta porque sí, pues todo tiene una relación de concepto.
Vocación de artista
Samir se graduó de bachillerato en el colegio Salesiano de Cúcuta y cuando terminó esa etapa de vida, su papá le preguntó qué quería hacer y él sin dudarlo respondió: artista. La petición del padre fue que estudiara para obtener un título e ingresó a arquitectura en la Universidad Francisco de Paula Santander.
Tras terminar el pregrado se radicó en Bucaramanga, donde estudió artes plásticas en la Universidad Industrial de Santander (UIS).
“Viví ocho años en Bogotá y hace siete regresé a Cúcuta, donde vivo con mi esposa Lorena Guerrero. En la ciudad he tenido el apoyo del maestro Luis Miguel Brahim Martínez, quien me da consejos para proyectarme mejor”.
Las creaciones
Luego del dibujo en honor a la muerte de su abuela, Samir ha ideado productos de calidad como una caja de madera que en el interior tiene seis vidrios pintados con humo, cada uno con distancias e imágenes diferentes, pero que en conjunto generan un peculiar paisaje atizado por un barquero.
Otra de las creaciones es un tríptico de relojes que eluden a la vida y a lo cotidiano. El mensaje de la obra es: “nacimos quietos, nos movemos por la vida y morimos por el tiempo”.
Junto con las mencionadas obras están un camaleón, un paisaje con aves y un cuadro de mediano formato, en el que se aprecia un pájaro en una rama rodeado de diferentes colores y todo plasmado sobre un lienzo.
“En la búsqueda no he logrado impregnar el humo de color, no se puede hacer, entonces juego con el humo y los colores en una misma superficie”.
Para lograr los dibujos, Samir se debate entre el ensayo y el error. Cada creación pasa por ejercicios previos en los que se quema el papel o no salen como el cucuteño los pinta en la mente.
Por el trabajo ha recibido galardones en concursos como el Salón del Agua en 2010, el Salón del Fuego en 2016, y el Salón de Artes Visuales que organizó el año pasado el Museo La Memoria.
A futuro, Samir se imagina con la técnica perfeccionada y para finales de 2017 prepara una exposición individual a la que denominará ‘Paisajes olvidados’.