En su sangre lleva a su natal Barranquilla, habla con propiedad de su labor como periodista y escritor. En Cúcuta, presentó su más reciente creación, el libro de crónicas: ‘El proletariado de los dioses’.
Invitado a la Fiesta del Libro, compartió con jóvenes y participó en un conversatorio sobre periodismo cultural. Con La Opinión habló de su vida como escritor y de las publicaciones hechas en su carrera.
¿Cómo definirlo en una frase?
Una persona curiosa que no solo trata de explorar distintos temas sino que recurre a diferentes géneros para tratarlos.
¿De dónde viene la vena literaria?
En mi familia no hay nadie que escriba, son ingenieros. De hecho, soy ingeniero, pero me fui desviando y es un invento salido del sombrero. El único precedente es de mi mamá, profesora durante 47 años y quien me transmitió el interés por el libro y aprender. Creo que escribir es eso: buscar maneras de aprender.
¿Su primer escrito?
Un cuento de terror que recuerdo bien. No hacía las tareas y era el típico niño que no hacía nada, pero cuando me encargaron hacer un cuento de tarea me pareció apasionante. El problema es que al día siguiente me escogieron para leerlo en clase y cuando busqué el cuaderno no lo había llevado. Me quedó el remordimiento de haberlo olvidado y ahí comenzó una deuda con la literatura.
¿El mejor premio para un literato?
Lo recibí hace poco. Mi segundo libro lo publiqué en 2010, y un amigo que es comerciante lo compró para regalárselo a su hijo que era un mal estudiante, no le interesaba leer. Hoy en día es un gran lector y está estudiando literatura. Eso es satisfactorio.
¿Cómo enfrentar la crítica?
Uno de los campos más fáciles para la crítica es la escritura, no es como la ciencia donde se está equivocado o en lo cierto. En la escritura hay enfoques, gustos, sensibilidad y no necesariamente una crítica negativa es una decepción. Tengo un crítico y la tarea de él es destrozar mis textos.
¿Los intrusos?
Mi primer libro de cuentos, se fue armando solo, de criticarme mis propios textos y quedarme solo con los que me gustaban. Al terminarlo todos tenían un hilo conductor, en todos había un detonante para la victoria, un intruso.
¿El ideal de Aquiles?
Nació por un intruso. Con ese libro gané un concurso de la Universidad Industrial de Santander, me avisaron del galardón y regué la noticia. Cuando revisé el correo me enteré que no era el único ganador, compartía el botín con el gran cuentista Guillermo Bustamante Zamudio. Él, me regaló un libro de minicuentos alrededor de la historia de Noé y me encantó. Quise hacer algo similar alrededor de la paradoja de Aquiles y la tortuga y me propuse escribir 101 minicuentos para alcanzar a la tortuga.
¿La muerte del obrero?
Es mi primer intento de novela, soy cuentista y me salió en forma de cuentos entrelazados. Nació porque siempre que tomaba un periódico encontraba una noticia que se repetía: muere un obrero, se cae de un andamio, muere electrocutado… y me pareció un tema recurrente que me perseguía y la única manera de exorcizarlo era escribiendo, encontrando otros grados de significación.
¿El proletariado de los dioses?
Crónicas que me tomaron tiempo y trabajo. No solo era imaginar sino encontrar personajes de carne y hueso, sacarles las tripas.
¿Cómo surgió el libro?
Se armó con una serie de crónicas que escribía desde 2009. Mi editor me pidió que escribiera una crónica sobre el viento, la primera de mi vida y del libro sobre un tema que al principio llegó a parecer broma. Incorporé herramientas literarias y periodísticas y el resultado fue genial.
¿Qué otros temas aborda en el libro?
Historias reales como la de un relojero, para reflexionar sobre el tiempo. Un Orfebre, para abordar lo infinitesimal. Historias de personas del común que encuentran una forma de cambiar la realidad.
¿Qué libros vienen?
Dos avanzados. Uno de ensayos sobre literatura y el otro es una serie de relatos reales, crónicas puras. Una de ellas es sobre mi infancia y adolescencia, tratando de encontrar sentido a ese pasado.
Eduardo Rozo Jaimes | eduardo.rozo@laopinion.com.co
