La llegada de Demetriest Spencer revoluciona el parque Mercedes Ábrego, de Cúcuta. El estadounidense lleva varios días regalando comida y esta labor lo está convirtiendo en la persona más buscada y querida de la zona.
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Para quienes se acercan en busca de una arepa con avena o un perro caliente con gaseosa es motivo de sorpresa que esta ración de alimento venga de parte de un hombre extranjero y no de una ONG o del gobierno, como algunos creían la primera vez que se integraron a una de las filas organizadas para entregar la comida.
Pero no se trata de ninguna organización, es solo Spencer, un hombre de 24 años, proveniente de Filadelfia, la ciudad principal del estado de Pensilvania (Estados Unidos), quien según le contó a La Opinión, trabaja en construcción y tenía como destino de vacaciones Caracas (Venezuela), pero estando en Cúcuta se dio cuenta de que "no era una buena idea" y decidió quedarse en la ciudad.
Estando en una panadería de la capital nortesantandereana vio el hambre que pasaban muchos de los que estaban en el parque Mercedes Ábrego y pensó en invertir la plata, de sus vacaciones, en comida para ellos. Decidió hacer esta labor un par de días y ya lleva una semana.
Pocos tienen contacto directo con "el gringo", pues no habla español y solo se comunica a través del traductor de Google con quien se ha convertido en su principal ayudante, Jefferson Lasso. Sin embargo, Spencer es el personaje más sonado por estos día en el parque, pues cucuteños y venezolanos cada día se preguntan si "¿hoy también repartirá comida?"
Se han generado desórdenes
En medio de las filas para recibir comida son constantes las discusiones porque algunos son acusados de repetir, sin pensar que aún queden decenas de adultos y niños a la espera de estos alimentos.
El miércoles, por ejemplo, hubo molestia entre los vendedores de la feria escolar instalada en el parque, quienes manifestaban que el desorden en la entrega estaba afectando sus ventas.
Pero pese al inconformismo, Spencer sigue con su propósito. En una sola jornada, "el gringo" como le dicen en el parque, llega a pagar por lo menos 2 millones de pesos.
Y ese es uno de los motivos por el que todos esperan con ansías su llegada. Desde los dueños de negocios cercanos, los vendedores informales de la zona, que se convirtieron en los proveedores del extranjero, hasta los que reciben los alimentos.
Incluso, algunos osados se han puesto en la tarea de escribir en inglés peticiones para Spencer. Ese es el caso de una mujer que tenía un cartel con un mensaje en el que le pedía ayuda para unos medicamentos.