Los 20 adultos y los 24 niños que permanecieron ocupando una calle en el barrio Pescadero, frente al Centro de Migraciones de Cúcuta, ya se fueron para siempre, para tranquilidad de las personas dueñas de viviendas de ese sector.
El sábado en la noche, de manera voluntaria, sacaron todas las pertenencias que había en los andenes para adentrarse en una inmensa propiedad privada llamada Colinas del Tunal.
El asentamiento urbano se ubica en los predios de Víctor Gutiérrez, dueño de una trituradora en inmediaciones del sector oriental de anillo vial, terrenos de alto riesgo que esperan ser legalizados.
Es un terreno hostil (casi vertical) y para llegar, desde lo alto, hay que bajar por una empinada cuesta que da miedo; pero si se quiere llegar por la parte baja, que colinda con el barrio San Gerardo, el paso tampoco es fácil.
Se debe atravesar la quebrada La Saladera, la cual está completamente llena de basuraso pasar haciendo equilibrio sobre una naciente de agua que se secó, en un barranco de unos 10 metros.
Aura Navas, representante del asentamiento, dijo que Colinas del Tunal cumplió 7 años. Allí se ubicaron 35 familias de desplazados y con el tiempo la población ha aumentado 565 familias a la fecha.
“La idea nuestra fue colaborarle a esta gente que lamentablemente encontramos en la calle de una forma inhumana; por eso les brindamos la ayuda”, dijo Navas, a quien se le aguaron los ojos al recordar que ella también fue desplazada.
Según la líder, a este sitio han llegado 35 familias deportadas en total y ya no queda un solo espacio más para lotear. Han llegado más deportados.
Colinas del Tunal es un cerro de 8 hectáreas y media, en el cual han llegado en el último año unas 80 personas, entre desplazados y víctimas de la violencia de otros departamentos del país.
“Yo hablé con David (uno de los deportados) y les adjudiqué estos terrenos, que no son cobrados ni nada. Son terrenos que el dueño quiso donar, por la terrible situación”, dijo.
Los terrenos actualmente son disputados por otra persona particular que dice ser propietaria, según manifestó la líder, pero no ha surtido ningún efecto la demanda.
La Opinión visitó Colinas del Tunal y encontró una cara diferente de Cúcuta, copada de pequeños ranchos de bareque y tejas de zinc; hay algunos de madera y otros forradas en polisombra y plásticos para evitar la lluvia.
En el sector, la electricidad y el servicio de agua son gratuitos, porque los moradores se conectan ilegalmente a las redes de los servicios públicos.
Los deportados que aguantaron tres meses en una calle de Pescadero ahora viven en el medio del monte al lado de una de las contaminadas quebradas de Cúcuta, que más se asemejan a cloacas.
La Opinión