Cuando Jennifer Ruiz sostiene a su pequeño David, 6 meses, dice que tiene un milagro en sus manos, y no es para menos: el parto se le adelantó 14 semanas.
Su bebé nació en el sexto mes de embarazo, pesó 800 gramos y midió 33 centímetros.
Aunque el niño pasó 98 días en una incubadora, en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem), gracias al Programa Madre Canguro Ambulatorio que se presta en el mismo hospital ha tenido una óptima evolución.
Entre risas, Ruiz, confiesa que el único referente que tenía sobre bebés prematuros era un comercial que veía en televisión de una marca de pañales para niños.
No tenía idea de cómo cuidar a un bebé prematuro. Con su primer hijo, el parto fue normal, por lo que no supo qué hacer cuando dio a luz tan temprano.
“Cuando vi a mi hijo tan pequeño, sentí que el mundo se me derrumbó, había pocas esperanzas de vida, por su condición, pero en el programa canguro aprendí a enfrentar este reto”, dice mientras abraza a su pequeño.
Además de la atención médica, nutricional, oftalmológica y terapéutica que reciben los bebés que hacen parte del programa, las madres también reciben atención psicológica.
Liliana Tuesca Palacio, pediatra y coordinadora del programa canguro del Huem, explicó que los embarazos no deseados y el embarazo de adolescentes son factores de riesgo y pueden desencadenar los partos prematuros.
La pediatra aseguró que en el primer año de funcionamiento del Programa Madre Canguro Ambulatorio, 200 niños prematuros han sido atendidos allí.
Los bebés que nacen antes de las 37 semanas y tienen un peso menor a 2,5 kilogramos, deben recibir la orden médica para ser parte del programa, el cuál tiene una duración de un año.
Durante 12 meses se les hace un control específico a estos bebés con el fin de detectar patologías propias de los prematuros, para hacer un diagnóstico temprano que permita activar un óptimo tratamiento para evitar secuelas durante su crecimiento.
Tuesca explicó que los padres o acudientes del bebé son capacitados sobre los cuidados que deben tener con los niños en casa, relacionados con la posición canguro, que implica un contacto piel a piel que ayuda además a fortalecer los vínculos afectivos.
Al año de seguimiento, los niños son graduados como bebés canguro.
Ayer, Dylan, 12 meses recibió este reconocimiento.
Aunque nació de 33 semanas, peso 1,7 kilogramos y estuvo internado una semana en cuidados intensivos, su evolución fue excelente gracias a que su mamá, Claudia Ramírez, siguió al pie de la letra los lineamientos del programa canguro, que incluye además del contacto piel con piel, la lactancia exclusiva.
Es una idea colombiana
El Método madre canguro fue ideado en 1978 por neonatólogo colombiano Edgar Rey Sanabria, en la ciudad de Bogotá.
El médico, que en ese entonces era el neonatólogo y profesor en el Instituto Materno infantil, descubrió una alta mortalidad entre los recién nacidos de bajo peso, los cuales eran separados de sus madres y eran puestos en incubadoras, escasas en esos tiempos.
Por ello, ideó un método que permitiera que el prematuro se adaptara más facilemte a la vida extrauterina. Se inicia con un entrenamiento, en el hospital, preparándose para la alimentación materna, la posición canguro y la salida precoz.
El método Madre canguro busca el permanente contacto piel a piel del bebé las 24 horas del día, en el pecho de su madre, su padre u otro miembro de la familia, recibiendo lactancia materna exclusiva cuando es posible, con un horario estricto y con el compromiso de asistir a la consulta de seguimiento.