A las 4:00 de la mañana empieza el milagro en la casona de la calle 2 con avenida 7E, en el barrio Quinta Oriental de Cúcuta.
Justo a esa hora, la cucuteña Martha Lorena Montaño Santander, de 40 años, sube al segundo piso de su casa y pasa por cada una de las camas donde duermen plácidamente sus 45 hijas, las princesas, como ella y su esposo Lorenzo Duque las llama cariñosamente.
-¡A levantarse, chicas!
-¡Vamos vamos!
-¡A bañarse y a vestirse, el colegio las espera!, les dice con voz enérgica y segundos después la orden se empieza cumplir religiosamente.
Es a partir de este preciso instante –repite- que el milagro cobra vida.
A las 5:00 de la mañana, todas las chicas ya están sentadas en el comedor cumpliendo con el devocional que tienen por costumbre. Luego, mientras desayunan, Lorenzo va en busca de la buseta en la que las transporta en grupos hasta dos sedes del colegio Militar.
De las 45, solo las dos bebés se quedan en casa, las demás van a clases y regresan hacia la 1:00 de la tarde, de nuevo.
Martha Lorena y Lorenzo ofrecieron sus vidas para ayudar a restaurar las de sus hijas: niñas que fueron acogidas en el hogar que se diseñó para que siguieran teniendo una familia en donde rehacer sus vidas.
¿Cuarenta y cinco hijas?, suena increíble, pero es así. Los Duque Montaño se embarcaron en el más complejo proyecto de vida que se tenga conocimiento en Cúcuta, todo, según ellos, guiado por la mano de Dios.
La historia comenzó hace seis años, gracias a la iglesia cristiana Casa sobre La Roca, que encontró en el camino a Lorenzo y a Martha Lorena, y a la fundación Jesucristo Resucitado, que aportó en comodato el hogar para esta numerosa familia de puras mujeres entre los 2 los 17 años.
Ellos son los padres biológicos de dos hijas y de otras 43 que se encontraban afectadas por distintas causas en sus familias, bien por motivos de la violencia intrafamiliar, otras víctimas de la guerra que se vive en la región y las demás porque quedaron huérfanas.
“La misión era darles el hogar que no tenían, el amor que les hacía falta y, por ello, sin pensarlo dos veces, solo porque nuestros corazones nos los exigían, aceptamos ser los papás de las 45 princesas”, cuenta Martha Lorena.
En la casa todo está cuidadosamente en su sitio. Cuando se ingresa, un inmenso labrador color chocolate se hace notar y tras él cuatro o cinco niñas le siguen el rastro por donde se desplaza. La alegría es contagiosa. Se siente el calor de hogar inmediatamente.
En el primer piso están la sala, el comedor, las habitaciones de los papás, la cocina y el garaje.
El segundo nivel es una inmensa habitación para todas, con camas y sábanas color rosado. Hay un pequeño estudio donde las niñas se reúnen a charlar, y en un tercer nivel está la boutique y el cuarto de lavado de ropa.
La boutique fue bautizada por las mismas niñas, porque es allí adonde llega la ropa que reciben de las donaciones de la gente de afuera y es, ellas mismas lo admiten, el lugar al que más les gusta ir, por aquello de los estrenos.
El pastor de Casa Cristiana sobre La Roca, Enrique López, y su esposa Martha Alexandra Navarro, son los gestores de esta causa que tiene a los esposos Martha Lorena y Lorenzo viviendo la más feliz aventura de padres.
Ellos confiesan que la obra que recibieron es difícil, casi que imposible de llevar a cabo, pero todos los días se hace un milagro y es a partir de él que surgen fuerzas y motivos para seguir adelante, dicen. De hecho, tres de sus hijas ya están en la universidad, una estudia Derecho, otra Ingeniería de Minas y la tercera Ingeniería Industrial.
“Hacen falta muchas cosas, como en todo hogar humilde de Cúcuta. Ropa, alimentos, útiles de aseo, una sala de cómputo en la que todas puedan adelantar sus tareas, subsidios para el colegio, la universidad y la salud, pero aun así nuestro compromiso es con nuestras 45 princesas, hasta que Dios lo decida”, dice la madre.
Ella dice que ser mamá de dos hijas era ya un reto enorme por cumplir, pero después de recibir el llamado el desafío les hizo multiplicar las fuerzas.
Todos los días, repite de nuevo, se produce un milagro, pues fíjese que si a una le da gripa a casi todas también. Si una resulta con varicela, las otras también, igual siempre que sucede hemos estado ahí para ver por ellas, expresa.
Cuando esto ha ocurrido, Lorenzo pasa semanas enteras con las chicas en el médico, mientras que Martha y voluntarios de Casa sobre La Roca y la Fundación Mas atienden al resto en casa.
La casa donde viven ya quedó pequeña, pero el milagro ya empezó a producirse: La Fundación Jesucristo Resucitado ya les donó una finca para que se construya allí la nueva casa de las princesas, una casa más grande y con más comodidades que las que ahora tienen, porque el amor ya lo tienen asegurado, que es lo más importante, dicen Martha Lorena y Lorenzo.
El proyecto
La Fundación MAS (Misericordia, Amor y Servicio) de la Iglesia cristiana sobre La Roca, en 2010, gracias a la donación de una casa en comodato, abrió el Hogar de niñas para Norte de Santander.
En junio del mismo año, empieza la remodelación y adecuación para alojar alrededor de 43 niñas, con la solidaridad de personas naturales y entidades privadas, que han querido poner un grano de arena en esta causa.
Martha Alexandra Navarro, directora de la Fundación MAS, sostuvo que la idea es que las niñas reciban el amor que no tenían, estudien y salgan profesionales. “Este hogar que les dimos es para toda la vida”.
Según Enrique López, pastor de la Iglesia Cristiana sobre La Roca, en la proyectada casa campestre se albergarán 100 niñas y para ello se requiere del apoyo de los cucuteños, de la Alcaldía, la Gobernación y de la empresa privada.
La Opinión