Cuando Leidy Marcela García habla de su esposo, el doctor Everth Dayán Camacho Ordoñez, su rostro se divide con gestos emocionales evidentes.
La alegría y el orgullo sobresalen para reconocer la calidad de persona, esposo, papá y profesional que fue el médico general, pero también, la tristeza y las lágrimas por la pérdida de su ser querido, la invaden mientras recuerda que fue una víctima más de la COVID-19.
Confiesa que la relación con Camacho siempre fue intensa y les faltó tiempo, ese mismo que hoy valora en cada segundo por la ausencia de su pareja.
Recuerda con agrado aquel enero de 2014, cuando conoció al entonces estudiante de Medicina, mientras ella trabajaba en un restaurante, en el que Camacho almorzaba a diario.
“Una vez me escribió y me pidió que saliéramos. Todo fue muy rápido, a los quince días me pidió que fuéramos novios”, dijo García.
García acompañó al doctor Camacho en sus mejores momentos, especialmente cuando el 24 de junio de 2016 recibió el grado de médico general de la Universidad de Pamplona.
“Yo me empecé a sentir mal ese día y al día siguiente hicimos una prueba y nos dimos cuenta de que estaba embarazada de nuestro hijo Isaac”, recordó García.
Los elogios como papá para el doctor Camacho no se hicieron esperar. La mujer, que ya era mamá de una niña de un año, cuando inició su relación con el médico, recordó que él siempre le brindó amor a su hija y conformaron una familia feliz.
“Él era un niño. Cuando llegaba a la casa y se quitaba su bata de médico, jugaba con los niños, estaba siempre con nosotros. Su mejor plan siempre fue estar con su familia”, dijo García.
La pandemia
El doctor Everth Camacho nació el 10 de agosto de 1989 en Pamplona. Trabajó en la Unidad Básica de Comuneros, la que parecía su segundo hogar, pues desde que se graduó siempre laboró allí.
Además, trabajó en el batallón García Rovira de Pamplona, el Hospital Jorge Cristo Sahium de Villa del Rosario, en la clínica Medical Duarte y en la de Sanidad de la Policía.
“Él siempre fue muy valiente, ni de esto ni de nada tenía miedo. Decía que debía transmitir seguridad y tranquilidad a sus pacientes”, dijo García, quien alternó su hogar con su labor como enfermera.
Sin embargo, una leve tos fue el inicio del contagio del doctor Camacho, el 25 de agosto. Aunque inicialmente se trató en la casa, el 6 de septiembre tuvo que ser trasladado a la clínica San José, posteriormente pasó al Hospital Erasmo Meoz y luego a la clínica Norte, donde finalmente murió el 21 de septiembre, esperando un traslado a un centro médico de mayor nivel, para que le practicaran un examen al que no pudo esperar.
La esposa del doctor Camacho describe como un hecho agresivo, lo que hizo el coronavirus con el médico.
“En tan solo tres días la salud de él se deterioró y después todo fue desesperante. Aunque nunca contemplamos la posibilidad de que muriera, nunca nos despedimos”, dijo la doliente.