En las últimas horas, la capacidad de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en los centros médicos de Cúcuta llegó a su tope, debido al aumento de los casos de coronavirus. La capital de Norte de Santander registra 1.467 contagios de los 2.141 detectados en la región.
Una de las preocupantes situaciones se vive en el principal centro asistencial, el Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem), en donde ya no hay disponibilidad de camas UCI, incluso hay un sobrecupo, según lo ha dicho Tonino Botta, gerente de esta Empresa Social del Estado (ESE).
Desde el 20 de marzo, el Meoz ha tomado muestras a 926 pacientes y tan solo este jueves se confirmaron 14 pacientes positivos para coronavirus en cuidados intensivos. Durante la pandemia, allí han fallecido dos infectados.
En el piso 10, el Huem tiene 44 camas UCI habilitadas, la cuales están ocupadas; al igual que las 18 existentes en la carpa que se instaló al comienzo de la emergencia, en marzo. Aunado a esto, las directivas del hospital trabajan en la adecuación de 44 camas más en el piso 10.
En entrevista con La Opinión, Tonino Botta destacó que el costo de toda la zona de expansión en el Erasmo Meoz asciende a 39.000 millones de pesos y que poner a funcionar una sola cama cuesta alrededor de 140 millones de pesos en inversión adicional a la infraestructura ya existente.
Explicó que, aparte del costo en equipos especializados, también está el talento humano. Este personal adicional, que vale $4.835 millones mensuales, está proyectado para la atención de la expansión hospitalaria que asciende a 200 camas UCI y 150 hospitalarias.
A la preocupación del directivo médico se sumó la angustia por la escasez en el país de insumos como oxígeno, medicamentos, anestésicos, para la relajación muscular y sedantes para salvaguardar la vida de los pacientes.
A través de redes sociales, el Erasmo Meoz ha divulgado un video en el que muestra la situación en la carpa, pletórica de pacientes, destacando que su personal ha doblado esfuerzos en titánicas jornadas de atención.
La médica intensivista del hospital expresó su preocupación por la “gran cantidad de pacientes críticos en la Carpa COVID”.
“¿Saben qué es lo más difícil que hacemos como anestesiólogos? Tener que explicarles a nuestros pacientes que los vamos a intubar. Algunos se resisten, porque tienen mucho miedo; otros caen en llanto, porque se sienten muy asustados de no volver a ver a sus familiares”, señaló otro galeno del lugar.
Otra situación que afronta el personal de enfermería es el drama que viven las familias de los pacientes por el alejamiento de sus seres queridos hospitalizados.
