Un ambiente de risas y camarería se ve por estos días en el asentamiento La Fortaleza, donde el Circo Militar Risas por la Paz instaló su carpa el fin de semana.
Aunque esta zona ha sido golpeada por la violencia y sus habitantes se han quejado en múltiples oportunidades del abandono estatal, los militares llegaron a cambiar las perspectivas comunitarias.
Durante tres días, y soportando las inclementes temperaturas, los 12 militares y el civil que conforman el circo levantaron la carpa ante la mirada ansiosa de niños y adultos.
En el arenoso terreno instalaron la silletería que tiene una capacidad para 1.200 personas para que el sargento segundo, Edwin Dulcey Rodríguez de la bienvenida al espectáculo.
Acto seguido, salen a escena trapecistas, malabaristas, y payasos, los cuales son dirigidos por Luis Thiler Pino Quiroz, el más antiguo del circo.
Para Pino, Dulcey y sus pupilos, su misión más grande es demostrarle a la gente el lado más amable de las fuerzas militares y hacerle saber a las comunidades que la guerra no solo se gana con armas.
La Opinión