La lluvia no fue motivo para echarse para atrás, no fue la razón para devolverse a casa, por el contrario, fue la lluvia el detonante de una pasión que estaba reprimida hace más de ocho meses. Toda una hinchada, a las afueras del aeropuerto Camilo Daza, expectante de la llegada del equipo rojinegro, que desde hace unos meses le devolvió la ilusión al pueblo cucuteño, hambriento de triunfos y buenos resultados deportivos.
Así fue. La tribu motilona llegó, ayer, a la ciudad y entre arengas, vuvuzelas, cumbias villeras y pancartas de bienvenida, sintió el calor de una de las fanaticadas más fieles del fútbol profesional colombiano. Incluso, los miembros del plantel que no conocían la casa verdadera del equipo –el estadio General Santander-, fueron recibidos como miembros de una misma familia.
Y no es para menos. Aunque algunos opinan que el Cúcuta debió quedarse por fuera de la ciudad por otro tiempo, son más los que están a favor del regreso, y eso se vio reflejado ayer. En una caravana en la que la mayoría de asistentes se desplazó a pie, la afición acompañó el equipo desde la terminal aérea hasta la Plaza de Banderas, a las afueras del ‘Coloso de Lleras’, que desde el próximo domingo volverá a ser el fortín rojinegro. Ahora más, ya que la pasión parece haberse reforzado en estos ochos meses de sequía futbolera en la frontera. Algunos le apuntan a 25.000 hinchas “como mínimo” en las graderías del estadio para el partido que se jugará contra el Bogotá FC por la fecha 9.
Lluvia y arengas
La llegada de los Motilones a Cúcuta estaba prevista para la 1:45 de la tarde, pero un contratiempo hizo que la espera se alargara dos horas más. Sin embargo eso no abanó la calurosa bienvenida. Niños, jóvenes y ancianos, todos vestidos de un solo sentimiento, decidieron esperar a su amado conjunto.
La lluvia llegó, pero como la pieza que faltaba, lo hizo para avivar la llama y así empezó la fiesta. “Volveremos, volveremos, volveremos a ser campeones como la primera vez”, coreaban los miembros de la Banda del Indio, y como si se tratara de una familia, los transeúntes se unieron al coro para cantar al unísono.
“Esto es algo impresionante. Aquí estamos, aquí nos vamos a quedar, vamos a esperar a los jugadores y los vamos a recibir como se merecen. Pero esperamos que la afición se comporte fuera y dentro del estadio. Acá seguimos con el aguante”, dijo Jairo Torres Toro rodeado de una docena de hinchas. Torres va a completar 49 años al frente de la Barra Comando Rojinegro, de El Contento.
Y ahí estaba también Richard Castro, conocido por sus compañeros como ‘Quintanita’, un hincha fiel de 18 años. Mientras hondeaba su bandera rojinegra dijo que “el Cúcuta nos va a devolver la vida. Hacían falta los domingos de estadio”.
Llegó el momento
Luego de la espera, precisamente a las 3:56 de la tarde salieron los jugadores por la puerta del Camilo Daza, y el paisaje fue “increíble”. Así lo sintió Flavio Robatto, técnico del equipo.
La lluvia se intensificó pero la euforia se tomó las afueras de aeropuerto. Cientos de hinchas aglomerados al lado del bus que transportaría al equipo, vieron pasar uno a uno a sus ídolos dando una bienvenida que seguramente no olvidarán. Selfis, abrazos y mensajes de bienvenida adheridos a las ventanillas adornaron el panorama.
Ya estaban aquí, y llegaron para quedarse. En ese momento empezó la peregrinación que, en medio de silbatos y bocinas emprendió su camino hacia la Plaza de Banderas. Tráfico detenido, caras sonrientes y poco espacio para caminar fueron los denominadores.
En total calma, sin problema alguno, hinchada y equipo viajaron por la avenida Camilo Daza y la Diagonal Santander para llegar a las 5:40 de la tarde al destino final. La imagen de fondo fue el gran General Santander adornado por una enorme pancarta que rezaba: “Bienvenido a su casa Cúcuta Deportivo”, mientras que los jugadores saludaban a la familia fronteriza que los acompañará cada partido como local, como verdadero local.
“Estamos muy contentos por el regreso. El equipo siempre tuvo que estar acá y esperamos cumplir las expectativas. Yo sé que la ciudad nos va a recibir de la mejor manera”, dijo Erwin ‘el Alpinito’ Carrillo, goleador de los motilones, que se despidió de Zipaquirá con dos tantos. “Estamos muy agradecidos de poder volver acá. Estoy muy satisfecho de volver a mi tierra y poder hacer las cosas bien”, añadió el defensor Braynner García.
Empieza el trabajo
Una vez recibidos, el trabajo no se hará esperar para el Cúcuta. Mañana mismo empiezan los entrenamientos a partir de las 6:00 de la tarde, porque el objetivo es uno solo: salir campeón en diciembre.
Los jugadores se despidieron de la parte de la hinchada que los recibió, ayer, en la Plaza de Banderas, y ahora pensar en el torneo de la B.
“La realidad hoy superó al sueño. Con este regreso los beneficiados somos todos porque empezamos sentir la localía otra vez. Asegurarle (a la ciudad) que este equipo va a festejar y va a dejar todo para que venga cada vez más gente a la cancha, y ojalá que la afición continúe con esta algarabía. Hoy lo comprobé en carne propia, la afición, esta plaza, es increíble, y en diciembre vamos a festejar, estoy seguro”, aseguró el bien recibido Flavio Robatto.
Según el ‘profe’, el equipo tardará de cinco a ocho días para “aclimatarse” pero aseguró que “el calor de la gente se contagiará y el domingo saldremos ganando”.
De esta forma se acaba el exilio de ocho meses que vivió el equipo rojinegro en Zipaquirá, ciudad con la que siempre estarán agradecidos. Hoy empieza una nueva etapa y con ella el renacer de un equipo que emociona.