El Catatumbo es una de las zonas de Norte de Santander más golpeadas por la violencia y el abandono del Estado que hoy tiene sus ojos puestos en el acuerdo de paz suscrito entre el Gobierno y las Farc.
La esperanza de poder ser testigos de la transformación de este territorio, rico en recursos naturales, pero sometido por cuenta de los cultivos ilícitos, los motiva. Sin embargo, también hay dudas e incertidumbre, por cuanto la lucha allí no es solo con las Farc.
Sergio Jaramillo, alto comisionado para la Paz y uno de los integrantes del equipo negociador del Gobierno en los diálogos de La Habana, es más optimista y considera que el reto de construcción de paz es de todos y que en adelante la participación que jugará la comunidad será fundamental.
Jaramillo, quien estuvo el viernes en Cúcuta, junto con las cabezas visibles del grupo que lideró el acuerdo, para participar del foro ‘Construir paz y reconciliación en Norte de Santander, más allá de La Habana’, habló con La Opinión y explicó algunos de los apartes del acuerdo que mayor expectativa generan en el departamento.
En el Catatumbo hay preocupación porque los espacios que están dejando las Farc ya los empiezan a ocupar otros actores armados. ¿Cómo se están preparando para enfrentar esta situación?
Esto tiene dos componentes. Uno de seguridad, donde hay que actuar muy rápidamente y es el compromiso del Gobierno y del Ministerio de Defensa. El otro componente es el social, si se puede llamar así, y es lo que va a significar la implementación de los acuerdos con las comunidades. Cuando la gente se dé cuenta que su voz vale y que su decisión es importante; que va a haber recursos, ahora sí, para hacer las cosas, creo que eso va a cambiar fundamentalmente la ecuación y la gran mayoría va a querer meterse en la paz.
En Norte de Santander también existe mucha inquietud frente al manejo que se les dará a los recursos del posconflicto. ¿Qué entidad se va a encargar de esto?
Tengo la convicción de que los colombianos estarán dispuestos a hacer un esfuerzo mayor para apoyar proyectos de paz, siempre y cuando tengan garantías de que esos pesos llegarán a su lugar, porque con ellos es que se construyen las escuelas, los puentes, las carreteras. Tenemos que montar, por una parte, un sistema muy moderno de seguimiento y eso está en los acuerdos. Luego tiene que haber una veeduría ciudadana muy fuerte y sobre eso hay acuerdos en el punto dos y seis. Creo que los medios también jugarán un papel muy importante porque vamos a necesitar muchos recursos y no podemos permitir que se nos vayan por el sifón de la corrupción.
Cómo lograr que la sustitución tenga éxito, si en el territorio quedan otros grupos distintos a las Farc que, seguramente, van a ejercer presión sobre los campesinos?
El acuerdo sobre drogas le da un tratamiento diferenciado a los componentes del problema que, para decirlo de manera muy sencilla, se divide en tres: el cultivador, el consumidor y el narco que está impulsando esta economía. Al cultivador se le va a involucrar en unos programas de sustitución voluntaria, sobre la base de un acuerdo con el Gobierno. Se le darán unos apoyos inmediatos y se le tiende un puente para salirse. El trabajo será con toda la comunidad para que lo que se logre permita transformar todo el territorio y no solamente resolver el problema de vida de una persona. Para el consumidor se impulsarán políticas públicas más inteligentes, para darle un enfoque de salud pública al consumo. Luego está el narco y contra este no hay nada qué hacer, más que sobre él recaiga todo el peso de la ley. Estas cosas tienen que ir todas de la mano para que funcionen.
Y, ¿qué garantiza que no sigan ocurriendo esos casos en que si bien las personas aceptan pasarse a la legalidad, por debajo de cuerda siguen con el cultivo ilícito?
Por eso es que los compromisos no son individuales, son compromisos de toda una comunidad con la que se llega a un acuerdo y ellos son los que responden. Ellos tienen que ejercer control social sobre aquellos que estén incumpliendo. Si incumplen, en el acuerdo se estableció que el Gobierno se reserva la posibilidad de erradicar los cultivos.
Con el acuerdo de paz quedaría legalizada la Zona de Reserva Campesina del Catatumbo?
Esa es una decisión distinta. El acuerdo de La Habana no crea ninguna Zona de Reserva Campesina. En el acuerdo lo que tenemos es una medida para garantizar que se cierre la frontera agrícola, se protejan nuestros bosques y buscar impulsar formas asociativas, entre ellas las Zonas de Reserva Campesina. Pero no decimos que tienen que crearse, ni en dónde. El compromiso del Gobierno es que si se establece una zona, apoyar su Plan de Desarrollo.
Es verdad que las Farc podrían no entregar dinero para reparar a las víctimas y que su contribución sería solamente en materia de verdad y de perdón?
No. Está escrito, y fue una negociación dura, que las Farc contribuirán de manera concreta con la reparación material de sus víctimas. La precisión de las formas como se dará esto, se hará en la Comisión de Implementación, en la que se les va a decir: ‘venga para acá, usted qué es lo que va a poner sobre la mesa’.
Es verdad o mentira que las Farc no tendrán 10 curules, sino 26 porque las Circunscripciones Especiales también serán para ellos?
Eso es una absoluta mentira. En el acuerdo lo que dijimos es: esto es una transición política y ustedes se tienen que lanzar a las elecciones y enfrentar el voto y la opinión de los colombianos, porque lo que se trata es de eso. Ahora, entendemos que para la transición hay que darles una estabilidad y unas mínimas garantías, de manera que si usted se lanza y fracasa, yo le garantizo un mínimo. De tal manera que estas no son curules a dedo.
Entonces, ¿para quiénes serán las Circunscripciones?
Las 16 Circunscripciones Especiales no tienen nada que ver con las Farc, no son para ellos. Son para la gente y las comunidades en las que vamos a tener que hacer los mayores esfuerzos de inversión en los primeros años y conviene que tengan una representación política. Quienes participen por estos escaños no podrán ser miembros de partidos políticos, sino cualquier grupo de ciudadanos, cualquier organización.
A partir de qué momento la gente del Catatumbo va a empezar a sentir los beneficios de lo que se acordó en La Habana?
Esto tenemos que verlo realmente es como un gran reto para todos; como un reto de construcción de paz, porque esto no es que llegó el Niño Dios y empezó a repartir cosas. Esto es, ¿qué va a hacer usted para contribuir a la construcción de la paz? Ahora, hay unos compromisos muy fuertes del Gobierno que se tienen que cumplir en los próximos años, sobre la base de unos procesos participativos, y uno quisiera que esto se haga rápidamente para que la gente vea cambios reales porque el principal problema que hay es la falta de confianza, pero no podemos crear expectativas falsas.
Redacción La Opinión
